El expresidente de Bankia Rodrigo Rato ha salido este viernes, a las 18.00 horas, del centro penitenciario de Soto del Real en el que ha permanecido casi dos años tras obtener el tercer grado bajo control telemático.
El juez de vigilancia penitenciaria de la Audiencia Nacional José Castro concedió su progresión al régimen de semilibertad tras conocerse dos días antes su absolución en el juicio por la salida a Bolsa de la entidad bancaria que dirigió.
A su salida, Rato, que ha estado acompañado por su mujer, que llegó al centro penitenciario 45 minutos antes, se ha acercado a los medios de comunicación para destacar la labor del «padre Paulino» y de las personas «que le acompañan todos los domingos en la misa, que hacen una labor espléndida para todos los reclusos y todos los internos», así como de las ONG con las que ha «podido colaborar» durante su estancia en el centro penitenciario.
El que fuera vicepresidente económico durante el Gobierno de José María Aznar también ha hecho una mención especial a sus «compañeros» de módulo, el número 10: «Dejo muy buenos recuerdos, espero, y ellos desde luego los tienen en mí. Les deseo buena suerte, justicia y libertad», ha dicho.
La salida de prisión se ha hecho efectiva después de que la junta de tratamiento se haya reunido este viernes para analizar los detalles que rodean al tercer grado, como el control.
CONDENADO POR LAS TARJETAS ‘BLACK’
Rato entró la cárcel el 25 de octubre de 2018 después de que el Tribunal Supremo confirmara la condena impuesta por la Audiencia Nacional a cuatro años y medio por el caso de las tarjetas ‘black’ de la extinta Caja Madrid. Hasta el momento, era el único de lo condenados que aún permanecía en la prisión.
Al haber cumplido ya una cuarta parte de la condena, el pasado mes de abril la junta de tratamiento de la prisión de Soto del Real propuso concederle el tercer grado, si bien un mes más tarde la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias, dependiente del Ministerio del Interior, rechazó la propuesta, entre otros motivos, porque aún tenía pendiente dos procedimientos judiciales.
Uno de ellos era la sentencia de la Audiencia Nacional la salida a Bolsa de Bankia en 2011 que se conoció este martes y que absuelve a los 34 acusados. El juez Castro afirma en su auto que es «razonable» haber esperado a conocer esta resolución debido a las «elevadas penas» (ocho años y medio de cárcel) que la Fiscalía solicitaba contra él por los delitos de falsedad contable y estafa a inversoras.
«FACTORES POSITIVOS»
Pero una vez conocida la sentencia y teniendo en cuenta «factores positivos» de Rato como interno en el centro penitenciario, el juez de Vigilancia Penitenciaria entiende que se debe conceder el tercer grado.
Para ello, ha valorado que la mitad de la pena se cumplirá en enero de 2021; que los permisos penitenciarios que el expresidente del Fondo Monetario Internacional (FMI) no han tenido «incidencia negativa alguna»; y que el «pronóstico» de reincidencia delictiva es «baja» en atención a su actividad profesional y la edad (71 años).
A ello suma que Rato ha asumido la responsabilidad pecuniaria derivada de su condena por las ‘tarjetas black’, ya que abonó la multa como la responsabilidad civil directa y subsidiaria. Así, entiende que ha cumplido con la exigencia legal de reparación del daño establecido para los delitos económicos, ya que, en este caso, para la concesión grado no solo basta con el buen comportamiento en prisión o durante los permisos penitenciarios, según explica el auto.
El juez recuerda además que el exvicepresidente del Gobierno «ha pedido perdón de forma voluntaria pública y notoria antes de su inmediato ingreso en prisión», una declaración que fue «emitida por numerosos medios de comunicación».
A Rato aún le queda abierto un frente judicial en los juzgado de Madrid, donde el titular del Juzgado de Instrucción 31, Antonio Serrano-Arnal, investiga el origen presuntamente ilícito de su patrimonio. El magistrado abrió esta instrucción en 2015 por la presunta comisión de delitos contra la Hacienda Pública, blanqueo de capitales y corrupción en los negocios por las irregularidades que podría haber cometido Rato a través de sus empresas.