Así se expresó Imaz en unas jornadas sobre movilidad sostenible organizadas por el Club Español de la Energía, donde defendió que “el problema no son los vehículos diésel o las gasolinas”, sino la antigüedad del parque automovilístico.

A este respecto, denunció que desde 2008 el parque ha envejecido un 50%, pasando de 8,5 a 12,2 años. Además, advirtió de que “más de un 60% de los vehículos superan los 10 años y ese es el auténtico problema”.

“No se puede tratar al diésel como si todos los diésel fueran iguales, porque eso no está sostenido por los datos técnicos”, prosiguió Imaz, quien sostuvo que los fabricados ahora emiten un 20% menos de emisiones que los vehículos de gasolina.

En esta línea, pidió que “antes de tomar decisiones que tengan una afectación severa en muchos puestos de trabajo y en la vida de muchas personas tengamos una opinión fundada en datos contrastados”. De hecho, lamentó que se toman decisiones por “ideología y en ningún caso basadas en el rigor técnico”.

Además, recordó que el automóvil es la principal industria española y que el país es el segundo fabricante europeo tras Alemania. Además, destacó que “paga bien y genera empleos estables”

Por otro lado, en cuanto a las ayudas a la compra de vehículos, sostuvo que dichas ayudas son más progresivas con el diésel que con los vehículos eléctricos, ya que se trata de una tecnología a la que tienen acceso las personas de menor poder adquisitivo.

“No dejemos que un discurso que nació de las mentiras de un fabricante de automoción alimente medidas sin fundamento técnico con enormes repercusiones en el medio ambiente y la economía del país”, concluyó Imaz, quien considera que hay riesgo de deslocalización de empresas, destrucción de empleo y cierre de fábricas.