La petrolera española Repsol ha desmentido que se haya producido un segundo vertido de petróleo en aguas del Pacífico frente a las costas de la capital de Perú, Lima, y ha defendido que lo que las autoridades peruanas han definido como «manchas eólicas» son «remanentes» del derrame del pasado 15 de enero.
Así, la empresa ha defendido que durante los trabajos realizados este martes en la infraestructura -ubicada a 18 metros de profundidad-, se generó un «afloramiento controlado de remanentes», algo que estaba «contemplado» y para lo que se habían tomado las medidas oportunas.
Repsol ha respondido a la versión aportada por el Organismo Supervisor de la Inversión en Energía y Minería (Osinergmin), que anteriormente ya había reconocido que «este afloramiento estaba contemplado, por lo que se habían instalado previamente las barreras de contención, elementos absorbentes y ‘skimmer’ que ya se encontraban dispuestos en la zona como medida de seguridad».
El organismo peruano ha añadido también que, durante los «trabajos de mantenimiento planificado» en la Terminal número dos de la refinería de La Pampilla, «se produce salida de producto remanente en la línea», el cual fue «debidamente contenido».
«Era previsible y razonable que esto pudiera ocurrir y por ello se tenían listos todos los medios necesarios que garanticen la contención del producto y con todos los recursos necesarios en el área», ha zanjado Osinergmin en el comunicado al que se ha referido Repsol.
Gracias a esto, se logró «controlar» el hidrocarburo, asegura la multinacional, que ha remarcado que el Terminal Multiboyas 2 de La Pampilla «no se encuentra operativo» desde que se registró el incidente de mediados de enero, «por lo que se descarta que se trate de un nuevo derrame de petróleo».