La Embajada de Rusia en Estados Unidos ha celebrado la publicación de un informe en el que el fiscal especial del Departamento de Justicia estadounidense John Durham concluye que el FBI no debería haber abierto una pesquisa sobre la posible colusión entre Rusia y el expresidente Donald Trump, en el marco de las elecciones presidenciales en el país norteamericano de 2016.
A través de un comunicado, la Embajada ha insistido en que la investigación se debió a una «histeria rusófoba en Washington», una «bacanal» que derivó en «numerosas sanciones contra nuestro país, expulsiones de diplomáticos y confiscación de propiedades diplomáticas rusas», provocando el «colapso de las relaciones bilaterales».
«Incluso ahora, no vemos ninguna disculpa por esas acusaciones arrolladoras. A las élites estadounidenses les gusta decir que pueden ‘caminar y mascar chicle al mismo tiempo’. No está de más pensar por dónde vas y los posibles efectos de tus pasos», ha recriminado el cuerpo diplomático ruso.
El informe de Durham, que se hizo público este lunes, concluye que las pruebas que se utilizaron para abrir la investigación contra el expresidente fueron «informaciones de inteligencia brutas, no analizadas y no corroboradas».
En su análisis de 300 páginas, Durham considera que «el Departamento de Justicia y el FBI no cumplieron su importante misión de estricta fidelidad a la ley» en la investigación sobre la posible intervención rusa en la campaña de Trump.
Esta investigación –encargada por el propio Trump poco antes de su salida de la Casa Blanca– es la segunda realizada en el país en torno a este tema, después de que el inspector general Michael Horowitz concluyese en 2019 que la investigación del FBI había tenido numerosos fallos, aunque sí consideró que había estado justificada.