El Banco Central de Rusia ha decidido este viernes elevar en 200 puntos básicos el tipo de interés de referencia, que pasará así a situarse en el nivel récord del 21%, después de constatar que la inflación está «muy por encima» de las previsiones de la entidad, que mantiene abierta la posibilidad de aumentar el tipo de interés clave en su próxima reunión de diciembre.
Se trata del mayor nivel del tipo de interés clave del Banco de Rusia desde que la entidad introdujera la nueva referencia en 2013, superando incluso el nivel del 20% fijado de urgencia tras el comienzo de la invasión de Ucrania en febrero de 2022.
La subida del tipo de interés de referencia anunciada este viernes, la tercera consecutiva, ha superado las expectativas del consenso del mercado, que esperaba un aumento de 100 puntos básicos, y supone un aumento de 500 puntos básicos del precio del dinero desde el 16% a finales del pasado mes de julio.
Asimismo, la institución presidida por Elvira Nabiullina, ha advertido de que las expectativas de inflación «siguen aumentando» dado que el crecimiento de la demanda interna está superando significativamente las capacidades para ampliar la oferta de bienes y servicios de la economía rusa.
El pasado mes de septiembre, la subida de los precios en Rusia se aceleró al 9,8% interanual desde el 7,5% en agosto, mientras que la tasa subyacente aumentó al 9,1% desde el 7,7%, devolviendo las presiones inflacionarias a los valores máximos desde principios de año.
Según la estimación de octubre, la inflación este mes sería del 8,4% interanual y se espera que se sitúe en el rango del 8% al 8,5% para finales de 2024.
En este sentido, la entidad reconoce que «las expectativas de inflación aumentaron notablemente», alcanzando los máximos desde principios de año y reforzando la inercia de la inflación subyacente.
Según la previsión del Banco de Rusia, dada la postura de la política monetaria, la inflación anual disminuirá al rango del 4,5% al 5% en 2025, alcanzando la meta del 4% en 2026, donde se mantendría en el futuro.
En cuanto a la evolución de la economía, la actividad continúa creciendo, pero a un ritmo más lento que en el primer semestre de 2024 como consecuencia principalmente del aumento de las restricciones del lado de la oferta, incluida una disminución en la disponibilidad de capacidad de producción excedente y recursos laborales.
De su lado, la demanda interna se sustentaría en el crecimiento de los préstamos y de los ingresos de los hogares y las empresas, así como en el aumento del gasto fiscal.
De este modo, el Banco de Rusia avisa de que la desviación al alza de la economía rusa respecto de una trayectoria de crecimiento equilibrado «sigue siendo significativa», lo que también se evidencia en las altas presiones inflacionarias actuales.
Otro de los factores destacados de la coyuntura económica es el persistente ajuste del mercado laboral, donde el desempleo sigue en su nivel más bajo, mientras crece la escasez de mano de obra en muchas industrias y las subidas de salarios siguen superando al crecimiento de la productividad laboral.