El Sabadell sacrificó el beneficio en los nueve primeros meses del año con una dotación millonaria de provisiones para poder limpiar su balance colocando con celeridad el ladrillo y por los gastos ocasionados con los problemas de integración de su plataforma en la filial británica TSB.
Ambos impactos hacen que la ganancia se reduzca un 56,6%, hasta 247,8 millones de euros, en lugar de presentar el incremento del 14,7% que lograría si se depuran dichos efectos extraordinarios, detalló hoy el banco a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
La mejora subyacente de la cuenta se apoya en una expansión del 2,2% en la actividad bancaria del grupo, partida que compendia los ingresos generados por el negocio típico con clientes a través del margen financiero y la recaudación por comisiones en prestación de servicios y comercialización de productos.
LOS INGRESOS CRECEN UN 2,2%
La subida de los ingresos es reflejo del pulso comercial: captó 342.738 nuevos clientes (268.814 particulares y 73.924 empresas), logró elevar un 1,7% el crédito (crece el 3,6% sin considerar TSB), otro 2,9% en los recursos de clientes en balance con productos como cuentas a la vista y depósitos y el 4,5% con ofertas fuera de él como seguros o fondos de inversión.
Según sus datos y por productos, incrementó un 1% interanual el saldo en hipotecas, el 7,3% el volumen gestionado en fondos de inversión, un 8% en cuentas a la vista, un 14% en facturación de tarjetas y reforzó su cuota de mercado en empresas desde el 11,25 al 11,66%. En particulares, la cuota de crédito la situó en el 5,51% y en tarjetas en el 7,8%.
La expansión del negocio y su política de precios, con un margen o rentabilidad por clientes del 2,75%, impulsó un 0,7% interanual el margen de intereses y un 8,6% la contribución de las comisiones.
LA PLATAFORMA DE TSB
Sin embargo, la cuenta sufre en la parte baja por los impactos negativos apuntados. Si bien consiguió mantener los costes recurrentes a raya, con alzas de apenas un 1,5%; los gastos extraordinarios escalan un 354,3% y restan 212,8 millones al beneficio.
El principal impacto lo originó la retrasada integración de la filial TSB al demorarse el cambio de plataforma. El simple hecho de continuar enganchada a la de Lloyds durante algunos meses extras le supuso un coste de 143 millones, al que ya en junio sumó otra provisión por 92,4 millones para eventualmente compensar a clientes por algunas incidencias causadas por la migración.
Por otro lado, la entidad cargó contra la cuenta 1.080 millones en provisiones para hacer mayor hucha en el ladrillo y apenas se anotó 3,3 millones en extraordinarios, cuando esta partida había sumado 384 millones en el periodo comparable de 2017.
Con el ejercicio de saneamiento eleva al 57,4% la cobertura de dudosos y prepara su exposición inmobiliaria para la venta acelerada anunciada en los últimos meses.
El banco acordó en julio vender 9.100 millones de euros en ladrillo a Cerberus y 2.500 millones a Deutsche Bank, a lo que han seguido otras desinversiones de porfolios a distintos inversores especialistas.
El esfuerzo coincide con una reducción de la morosidad desde el 5,4 al 4,5% y, según sus estimaciones, reforzará la solvencia del grupo. El ratio de capital CET 1 fully loaded, el más exigente de los requeridos por el supervisor, cerró septiembre en el 11% y escalará al 11,2% con el cierre de la venta de las carteras problemáticas.
Simplemente con su desinversión, el banco detalló a la CNMV que espera beneficiarse de ahorros anuales de 153 millones, que podrían alcanzar los 209 millones si no enajena su plataforma de gestión de inmuebles Solvia.
VENTA DE SOLVIA
Guardiola, afirmó también que la venta de Solvia “tiene ahora más sentido estratégico”, tras la desinversión del grueso de activos problemáticos y ante el “apetito” que hay en el mercado.
El consejero delegado destacó que tanto la actividad de promoción como de desarrollo de suelo de Solvia son actividades “ajenas a la vocación del banco y su destino final era ponerlas en valor, solo que había que encontrar el momento”.
Guardiola prosiguió y afirmó que “en el caso de Solvia, estamos muy cerca del momento, hay apetito en el mercado”.
El número dos del Sabadell destacó el “valor industrial” de Solvia y el hecho de que esté “totalmente desagregada de la actividad del banco”, con lo que “nos parecía que era una buena oportunidad para venderla”.
Por otra parte, se refirió a la filial británica TSB y a los problemas de integración tecnológica en la plataforma que ha tenido.
En concreto, Guardiola indicó que el impacto neto total de la migración tecnológica de TSB en el conjunto del año ascenderá a 320,9 millones de euros, tras prever que en el cuarto trimestre un impacto máximo de 30 millones.
“La situación de TSB está totalmente normalizada” y es “el momento de empezar a percibir las ventajas de la nueva plataforma”, defendió.