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¿Sabes lo que esconden tus manías?

Llegar tarde, un poquito de desorden en el cuarto, morderse las uñas…algo de esto te sonará familiar. Esas pequeñas pero insoportables manías que algunos padecemos o hemos padecido, que son capaces de poner nerviosos a los que nos rodean.

Pues bien, la psicología nos cuenta qué hay detrás de esas manías, porqué las hacemos, que datos revelan de nuestra personalidad.

Personalmente no soporto que me hagan esperar, si quedamos a las once, es a las once, ni las once y cuarto, ni las once y media…sin embargo, después de conocer el significado esta manía, ahora en lugar de no soportarlo me va a dar penita la gente que lo hace. Retrasarnos en nuestras citas significa falta de inseguridad en uno mismo, la necesidad de controlar a la otra persona y querer evitar complicaciones. Así que chicas ya sabéis, si el chico llega tarde es un controlador, ojito.

Los cafeinómanos, esa frase tan famosa que dice: “Yo es que sin mi café mañanero no soy persona”. Pues bien, aquellos que necesitáis cuatro cafés diarios o más, indica que tenéis poca confianza en vosotros mismos, os da miedo carecer de algo y necesitáis reconfortaros una y otra vez. De mi cosecha me gustaría añadir que lo que seguro que os ocurre es que no pegáis ojo en toda la noche.

Dónde están las llaves matarile, rile, rile… Si estas harta/o de que tu pareja pierda siempre las llaves, que sepas que lo que le ocurre es que quiere hacerse notar porque teme al futuro y necesita que te ocupes de su persona. Así que si le amas profundamente, ayúdale a encontrar las llaves pobre que estás asustado/a.

Si te ponen una hoja delante y un boli o lápiz a mano y una fuerza superior hace que garabatees sobre el folio, eres una persona con ansias de libertad, tienes un temperamento depresivo y deseas comunicar tus emociones a los cuatro vientos, especialmente si esos garabatos los haces en el lado derecho del folio. Te aconsejo que salgas a la calle y grites para liberar tensiones acumuladas.

Si eres de los que se lava las manos una y otra vez aún sin tenerlas sucias, significa que tienes la necesidad de que nada escape de tu control, rechazas las experiencias que has vivido a lo largo del día y tienes la intención de mostrar que todo va bien. Lo que yo te garantizo, es que tus manos estarán impolutas, eso seguro.

Esos mini rumiantes que mascan chicle continuamente, tienen rechazo a actuar, inseguridad en sí mismos y tienen la necesidad de afirmarse ante los demás. El ruidito de masticar chicle suele poner nerviosos a mucho, así que en lugar de afirmare ante ellos les estresas, cuidado con eso.

Los más “salaos”. Aquellos que añaden sal al plato sin haberlo probado, además de dañar su corazón, necesitan estimulación, afirmar su lado masculino y la necesidad de sentirse queridos.

Una de las más típicas es morderse las uñas, lo que indica nervios, timidez y estrés. Algunos son “mordedores de uñas temporales”, sólo lo practican en temporadas de mayor caos.

Esta manía, más extendida entre las mujeres, también es muy habitual, especialmente en las citas. Enroscarse un mechón de pelo entre los dedos una y otra vez. Si es en una cita, atento porque es una forma inconsciente de mostrar un tremendo aburrimiento, también es una vuelta a la infancia y un intento de aumentar nuestro poder frente a la persona que tenemos delante.

Aquellas personas maniáticas por naturaleza, que necesitan que todo esté bien colocado en su sitio, que no se mueva, que esté perfectamente ordenado. Se trata de personas que temen a la muerte, un poco agresivas y con falta de estima por sí mismas.

Cuando quedas con un amigo/a a tomar un café, y no puedes evitar cogerle del brazo cariñosamente, indica que quieres profundizar en esa relación, demostrarle tu afecto e intentar tener cierto control sobre esa persona. Lo primero está bien, lo último regular.

Si estás en una mesa en la que hay un boli, lázpi, mechero, goma…accesorios que no puedes evitar tocar, significa que no te sientes comprendida, no logras desprenderte del pasado aunque te gustaría y estás estresada en ese momento.

Aquellas que van mucho al baño tienen miedo al cambio, necesidad de reconocimiento y deseo de intimidad.

Por último, salir de casa y verificar en más de una ocasión que has cerrado bien la puerta, significa que no te sientes muy segura de ti misma, que huyes de la realidad y que te consideras vulnerable al menos en esa etapa de tu vida.

 

Odina Sanz Barnola

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