Cada país está jugando sus cartas en el escenario mundial de esta especie de Guerra Fría que ha llegado a dividir a la OPEP
La mayor parte de la sociedad española celebra con júbilo la bajada del precio del crudo; sin embargo, una reducción del coste de esta materia prima no se traduce, en la misma proporción, en un descenso del importe final de la gasolina o los productos energéticos que son consumidos por la población.
“Dentro del precio final que paga un consumidor, por ejemplo en gasolina, existe una parte fija que supone el 56,3 por ciento del coste total, donde se incluyen los impuestos, la distribución y marketing, los márgenes de refinería y el IVA; mientras que la parte variable la compone el importe del crudo y esta se corresponde al 43,7 por ciento del total”, afirma Kamal Romero, profesor de Economía de la Universidad Cardenal Cisneros de Madrid.
De hecho, el propio profesor asegura que “aunque puede ser beneficiosa esta situación para España y las economías europeas, no va a resultar crucial para una recuperación econó- mica. Aunque se ahorre algo de dinero, existen problemas cruciales, como el paro, que deberían resolverse antes para disparar de verdad el consumo”. Y continúa en este sentido confirmando que “a las grandes compañías que tienen negocios en países emergentes, como pueden ser Repsol o Zara, no les hace gracia la situación actual, todo tiene sus pros y sus contras”.
Por lo tanto, aunque puede mejorar la situación en España, ya que los ciudadanos y las pequeñas empresas ahorrarán parte de su patrimonio en los gastos energéticos, no se va a convertir en un factor determinante que cambie la situación del país. Nuestro país, según los datos recogidos por Cores para agosto de 2015, importa sobre todo crudo de países que forman parte de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), y Nigeria se erige como el líder de esta lista, seguido por México –fuera de la entidad-, Rusia y Arabia Saudí.
Pero, fuera de España, ¿Cómo se ha llegado a este punto de descenso en la situación internacional? El crecimiento demasiado moderado de los países avanzados se ha transformado en los últimos años en un factor clave para fijar el coste actual del crudo; de igual manera que afecta la metamorfosis de China hacia la economía de servicios, lo cual supone un menor uso de los productos energéticos que consume la industria. “Otro hecho que hay que tener en cuenta es que en la actualidad estamos viviendo uno de los inviernos más cálidos de la historia, lo cual supone una menor demanda de estos productos”, admite Romero como otra de las causas.
En el futuro más inmediato, tampoco se espera que esta situación cambie, ya que el inventario con el que cuentan las naciones exportadoras está guardado y cada vez crece más por una menor demanda mundial. La Guerra Fría del petróleo: Arabia Saudí presiona para frenar a Irán Sin embargo, múltiples factores geopolíticos se encuentran detrás de este fenómeno.
Entre los principales actores que protagonizan esta función mundial se encuentran Estados Unidos, Irán, Arabia Saudí o China entre otros muchos. El país del golfo pérsico es uno de los mayores productores mundiales de petróleo y se erige, junto a otros como Kuwait, como uno de los líderes consagrados dentro de la OPEP; por lo que lleva la “voz cantante” en muchas cuestiones, y, de hecho, Arabia Saudí no quiere reducir su producción. “Al contrario, los precios bajos le sirven a esta nación para hacer frente a la vuelta de Irán al mercado de exportadores de petróleo tras el fin de la sanción y el bloqueo.Se lo puede permitir por el momento, ya que tienen mucho dinero ahorrado y aunque sufren tienen margen de maniobra”, admite en este sentido el propio Romero.
Un factor que no ha sentado bien a muchos de sus socios de la propia Organización supranacional; ya que en los últimos meses, varios países como Nigeria, Ecuador o Venezuela han solicitado una bajada de la producción o el establecimiento de un “petroprecio” mínimo que se situara entre los 60 y los 80 dólares en los últimos meses. Pero, las declaraciones de algunos representantes de Venezuela; como es Eugenio del Pino, Presidente de PDVSA, muestran la desesperación de muchos socios de este ente ante el momento actual: “Estamos planteando desde hace varios meses que hablemos entre países productores y consumidores, y lleguemos a un precio de equilibrio. Venezuela ha estado agotando todos los mecanismos que tenemos en la OPEP”.
Estados Unidos, por su parte, se ha convertido en los últimos años en el mayor productor mundial de hidrocarburos; según se desprende de los datos proporcionados por la Administración de Información de Energía del país (EIA), y utilizando la tan cuestionada técnica por problemas ambientales del fracking. Pero, las grandes inversiones que necesitan sus empresas se ven sacudidas por la guerra que abrió Riad para mantener bajo el coste del oro negro. Incierto futuro Con todo esto, parece que la contienda económica que se está librando tiene una complicada resolución, ya que cada nación juega sus cartas y lucha por sus propios intereses.
Está claro, que, entre los exportadores, países como Venezuela están sufriendo más crudamente esta realidad, ya que el 95 por ciento de sus divisas dependen de este sector. Las economías emergentes también se ven perjudicadas por este fenó- meno descendente, mientras que “a Europa y Japón les puede beneficiar”, como afirma Romero. Todo ello da firme cuenta de la importancia del oro negro en la sociedad actual, aunque la realidad nos diga que poco a poco se va a ir reduciendo su uso en el futuro ante el uso de nuevas formas de producción energética más limpia; pero, por ahora, está claro quien manda.
Adrián C. D’Aniello