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¿Se ha vendido el feminismo?

Este viernes se estrena la película “Pussy Riot: Una plegaria punk”. Y tanto a raíz de este grupo, como del famoso movimiento “Femen”, el feminismo ha vuelto a saltar a muchas portadas. Además ha hecho que muchas mujeres nos replanteáramos qué significa ese conjunto de ideologías, a día de hoy.

El documental en cuestión, a las órdenes de Mike Lerner y Maxim Pozdorovkin, recoge la historia de Nadia, Masha y Katia, tres jóvenes miembros del colectivo feminista ruso Pussy Riot, que se enfrentaron a siete años en una prisión rusa por una actuación satírica en una catedral de Moscú.

La cinta gira en torno a aquella actuación que provocó su arresto, acusadas de odio religioso y culminó en un juicio que ha transcendido al resto del mundo y que ha transformado la imagen de la sociedad rusa para siempre. Sin ninguna duda hicieron que sus críticas y reivindicaciones se oyeran en todo el mundo.

Pero ahora parece que la enorme burbuja de Pussy Riot podría terminar por explotar. El detonante ha sido la aparición de Nadia Tolokonikova y Maria Aliojina (dos de las integrantes que pasaron 2 años en prisión) en un concierto presentado por Madonna esta semana en Nueva York, que no ha gustado nada al resto de las activistas de la banda, apenas dos decenas de chicas que siguen en la clandestinidad. Acusan a Nadia y María de haberse alejado de los ideales del grupo e incluso sus protocolos de actuación: primero, por haber aceptado dinero, ya que las Pussy Riot no persiguen lucrarse con sus actuaciones. Justo lo contrario que hicieron las dos chicas en discordia en ese concierto benéfico en Brooklyn, cuyas entradas se vendieron a 20 euros. También critican a Nadia y María de que, pese a haber cesado su activismo, se presentan como el máximo exponente del grupo.

En cambio las dos jóvenes se defienden, alegando que fueron ellas dos las que pasaron por la cárcel, y solo ellas saben lo que es estar privada de libertad precisamente por querer expresarse. Pero desde Pussy Riot insisten en que han minado los ideales del grupo.

También es curioso el caso de Femen, las famosas activistas que utilizan su cuerpo (o más bien su torso) desnudo en señal de protesta. Según ellas, es un arma muy útil, ya que genera nerviosismo y atrae atención. Pero lo cierto es que hace unos meses, un documental reveló que el grupo ucraniano estaba dominado en Kiev por un hombre, Victor Svyatski; un activista de 36 años, cuya conducta feminista se podría poner en duda. Una cinta llamada «Ukraine is not a brothel» (Ucrania no es un burdel) de la australiana Kitty Green. Para muchos, Victor es héroe libertador. Para otros, simplemente un manipulador.

Y es que ya sabemos, como reza el dicho, que no es oro todo lo que reluce. Hay que recordar que el ideal feminista que persigue la igualdad de derechos entre hombres y mujeres. Todo lo demás, fama, escándalo o hipocresía, no tiene porqué ser feminismo.

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