Hoy en día muchos de los videojuegos se compran a través servicios en la nube a los que solo se puede acceder mediante una cuenta personal que, cuando el usuario titular deja de poder usar, por ejemplo, en caso de fallecimiento, queda inutilizada e inaccesible a pesar de contener productos que han sido comprados y que son propiedad de dicha persona, algo que no sucede con los jegos comprados en formato físico y que contrasta con la postura de las redes sociales, que tienen sus propios procedimientos para cuando fallece el titular.
El ‘cloud gaming’ o juego en la nube es una forma de jugar a videojuegos a través de un ‘hardware’ remoto, que corresponde a servidores de una compañía. Así, en lugar de utilizar un disco físico e instalar el juego en el dispositivo para jugar de forma local, se ejecuta en la nube y solo se precisa de conexión a Internet para su funcionamiento.
Al no disponer del juego en físico, los usuarios normalmente están sujetos a las condiciones que disponga cada servicio en la nube para poder utilizar los títulos adquiridos. Es el caso de las principales compañías desarrolladoras de videojuegos como PlayStation, Xbox, Ubisoft, Nintendo, Epic Games o Valve, que ofrecen plataformas ‘online’ en las que los usuarios pueden adquirir títulos, que quedan almacenados en sus cuentas personales y que se pueden jugar a través de la nube.
Teniendo todo ello en cuenta, este sistema de plataformas ‘online’ plantea algunos interrogantes sobre qué sucede con los juegos adquiridos cuando el propietario de la cuenta deja de poder hacer uso de este servicio por motivos como, por ejemplo,su fallecimiento, ya que nadie más puede acceder a los videojuegos comprados, ni siquiera si el propietario así lo desea.
Un ejemplo de este inconveniente lo ha puesto sobre la mesa recientemente Valve, propietaria de Steam, que, en respuesta a un usuario, ha señalado que no permite la transferencia de una cuenta, ni de su biblioteca de títulos, a otra persona, como recoge en sus políticas. Ni siquiera aunque el usuario titular haya fallecido y lo quiera dejar en herencia, o permitir que otras personas accedan a sus videojuegos comprados.
Tal y como determina Valve en sus políticas, las cuentas de Steam y todos los videojuegos que contienen son un servicio intransferible, independientemente de la situación. Además, el soporte de Steam «no puede proporcionar a otra persona acceso a la cuenta», así como tampoco puede fusionar el acceso con otra cuenta.
Siguiendo esta línea, la compañía también matiza que no se debe compartir ni permitir que otros usuarios utilicen el perfil en cuestión, «excepto si Valve lo autoriza expresamente». De hecho, en caso de permitir que otra persona acceda a la cuenta, por ejemplo, compartiendo sus credenciales de acceso, se estaría infringiendo la disposición sobre la confidencialidad de la cuenta.
Por tanto, la compañía ha confirmado que, en caso de que el usuario fallezca, la cuenta de Steam no puede transferirse a través de un testamento y, con ello, todos los videojuegos que contenga quedan en desuso.
Europa Press se ha puesto en contacto con PlayStation, Ubisoft, Xbox y Nintendo para saber qué ocurriría con las cuentas de los usuarios y sus productos adquiridos en sus respectivas plataformas en caso de fallecimiento, pero no han podido ofrecer una respuesta.
Sin embargo, mantienen políticas muy similares a las de Valve. Por ejemplo, tal y como especifica PlayStation en su página de Términos y Condiciones de uso para su servicio PlayStation Plus, «con excepción de los derechos que se hayan otorgado de manera expresa, todos los derechos sobre el contenido de PlayStation Plus están reservados por Sony Interactive Entertainment, sus socios y licenciatarios».
También indica que los juegos descargados a través de PlayStation Plus están disponibles para jugar siempre que se disponga de una suscripción válida y el juego siga disponible en el servicio. No obstante, en caso de que la suscripción venza, no se podrá utilizar ningún servicio.
En este sentido, es probable que cuando el usuario fallece, la suscripción acabe finalizando y, por tanto, se pierda el acceso completo a la cuenta y a los videojuegos. Es decir, el uso de estos videojuegos acaba cuando el usuario fallece.
QUÉ OCURRE CON LAS REDES SOCIALES DE FALLECIDOS
Al contrario que las plataformas de videojuegos, otros servicios ‘online’, como es el caso de las redes sociales, sí disponen de sus propias políticas sobre qué hacer cuando el propietario de una cuenta fallece.
Es el caso de plataformas como Instagram o Facebook, que disponen de opciones que permiten conservar estos perfiles para los familiares y amigos del usuario en cuestión. Esta opción es conocida como cuentas conmemorativas.
Como explica Instagram en su página de ayuda, los usuarios pueden comunicar a la plataforma cuando una cuenta pasa a ser de alguien que ha fallecido. Así, pasan a tener dos opciones: solicitar que se convierta en una cuenta conmemorativa o suprimir el perfil definitivamente.
En caso de que se solicite una cuenta conmemorativa y la compañía debe valorar una solicitud con un documento que acredite la defunción, como una necrológica o una esquela en el periódico. Tras ello, la cuenta pasa a ser conmemorativa y red social lleva a cabo acciones como evitar que aparezcan referencias a este perfil que puedan entristecer a amigos o familiares.
Igualmente, también se bloquea el perfil con el fin de proteger la privacidad de la persona fallecida. Sin embargo, este no se elimina para que se conserven también sus recuerdos de redes sociales, al igual que se conservan fotos de seres queridos en la vida real.
Además, se ha de tener en cuenta que, aunque se haya corroborado la muerte del usuario, la compañía no puede proporcionar la información de inicio de sesión de dicha cuenta conmemorativa.
En el caso de Facebook, además de las cuentas conmemorativas, también permite seleccionar «contactos de legado». Es decir, perfiles de otros usuarios que, cuando el titular de la cuenta fallece, pueden seguir gestionando su perfil.
Según explica en su página de ayuda, los contactos de legado pasan a ocuparse del perfil del fallecido si este pasa a ser conmemorativo. Así, el contacto seleccionado puede aceptar solicitudes de amistad y cambiar la foto de perfil y de portada, entre otras cuestiones.
WhatsApp, por su parte, no ofrece las mismas opciones, sino que únicamente permite eliminar la cuenta del fallecido. No obstante, en caso de que no se comunique la muerte del usuario, WhatsApp terminará dando de baja la cuenta tras un periodo de inutilidad.
Lo mismo ocurre con X (antigua Twitter) y Discord, que facilitan una opción para que un familiar o una persona autorizada comunique la muerte del usuario y, tras ello, se proceda a eliminar el perfil y todas sus publicaciones.