Se vende castillo burgalés del siglo XIV que se autolimpia

El Castillo de los Velasco, en Lezana de Mena (Burgos), está en venta por 3 millones de euros. Entre sus principales atractivos destaca un servicio automático de limpieza, ya que el edificio cuenta con un sistema de aspiración centralizado en todas las estancias gracias a una reforma que en 2006 emprendió su dueño, Eduardo Gil Lang.

De hecho, este edificio del siglo XIV, a la venta por tres millones de euros (por motivos ajenos a la crisis), combina la esencia medieval con las últimas novedades tecnológicas.

En él se mezclan los muros de metro y medio con la conexión a Internet, un ascensor y la instalación de energía geotérmica para templar el agua y calentar la peculiar vivienda mediante calefacción que irradia calor desde el suelo. Gracias a este sistema hecho a medida en Bélgica se ahorra hasta un 70 por ciento si se compara con la calefacción de gasóleo.

El castillo, declarado Bien de Interés Cultural de carácter singular, tiene 600 metros útiles construidos (más otros cien de terrazas) y está ubicado en una finca de 22.000 metros cuadrados. Como cualquier castillo que se precie cuenta con patio de armas con piscina, puente levadizo y torre homenaje.

Para instalarse en este peculiar paraje de las Merindades, Gil Lang, que presume de ser sucesor de Rodrigo Díaz de Vivar ‘El Cid Campeador’, asegura que ya ha recibido varias propuestas. A ello habrá contribuido la creación de la página web ‘www.castilloenventa.es’ para promocionar su venta.

Gil Lang relata que, como si de un castillo británico se tratara, jabalíes y corzos pastan casi a diario en la finca, como puede verse desde el citado puente levadizo, ubicado en la primera planta.

Además, chimeneas y gruesas vigas (algunas de hasta 13 metros de longitud) salpican las distintas estancias. «Me he gastado mucho dinero para dejarlo todo así. La gente me decía que estaba loco», asevera el propietario, para recordar que toda la madera utilizada es de roble del bosque cercano, también incluido de la finca.

Cinco metros de altura separan cada una de las cuatro plantas con que cuenta, para un total de 20 de altura de la torre. Y, a modo de decoración, entre pisos y en los pequeños y escasos ventanales que dan a la calle, las protagonistas son aves disecadas.

La ‘vivienda’ de Eduardo Gil Lang tiene otros elementos, como los que guarda en vitrinas: legajos, primeras ediciones de fueros, antiguas limpiezas de sangre, medallas, diversas condecoraciones, grandes cruces de sus antepasados y diversas monedas conmemorativas.

Fuente: Servimedia