Shell abonará unos 55 millones de libras (unos 70,2 millones de euros) en concepto de indemnización a una comunidad devastada por dos vertidos de petróleo en el delta del Níger, en Nigeria, lo que supone una «importante victoria para las víctimas de la negligencia empresarial», según afirmaron este miércoles Amnistía Internacional y el Centro para el Medio Ambiente, los Derechos Humanos y el Desarrollo (CEHRD, en sus siglas en inglés).
Seis años después de que dos vertidos de petróleo destruyeran miles de medios de vida en la zona de Bodo, Shell ha alcanzado un acuerdo extrajudicial por el que pagará una cuantiosa indemnización a la comunidad afectada: 35 millones de libras (unos 44,7 millones de euros) para 15.600 personas y 20 millones de libras (25,5 millones de euros) para la comunidad.
La directora de Asuntos Globales de Amnistía Internacional, Audrey Gaughran, señaló que, «aunque el pago es una victoria largamente esperada para las miles de personas que perdieron sus medios de vida en Bodo, no se debería haber tardado seis años en llegar a algo parecido a una indemnización justa».
«De hecho, Shell sabía que Bodo fue un accidente que tenía que ocurrir. No adoptó ninguna medida efectiva para impedirlo y luego hizo afirmaciones falsas sobre la cantidad de petróleo vertida. Si Shell no se hubiera visto obligada a revelar esta información debido a la acción judicial en el Reino Unido, habría estafado totalmente a los habitantes de Bodo», añadió.
En este sentido, indicó que la espera ha destruido los medios de subsistencia de pesca y agricultura de muchas personas de la comunidad, que han tenido que vivir con la contaminación y «en la pobreza más absoluta».
«La indemnización es un paso hacia la justicia para la gente de Bodo, pero sólo se hará plenamente justicia cuando Shell limpie debidamente los arroyos y manglares contaminados para que quienes dependen de los ingresos de la pesca y la agricultura puedan empezar a reconstruir sus medios de vida», dijo Styvn Obodoekwe, director de Programas del Centro para el Medio Ambiente, los Derechos Humanos y el Desarrollo (CEHRD).
Pastor Christian Kpandei, piscicultor de Boodo, cuya factoría fue destruida por el vertido de petróleo, se declaró «muy contento de que Shell haya asumido por fin la responsabilidad de sus actos. «Me gustaría dar las gracias a los abogados por obligar a Shell a tomar esta medida sin precedentes», apuntó.
LIMPIEZA DE LOS LUGARES CONTAMINADOS
Amnistía Internacional y el CEHRD señalaron que Shell siempre ha aceptado que los dos vertidos de Bodo de 2008 fueron por deficiencias en el oleoducto de la empresa en Bodo, pero afirmó públicamente y en reiteradas ocasiones que el volumen de crudo derramado fue de unos 4.000 barriles en total por los dos vertidos, a pesar de que estos duraron semanas.
En 2012, Amnistía Internacional, a través de una evaluación independiente de las imágenes de vídeo del primer vertido, calculó que la cantidad total de petróleo derramado superaba los 100.000 barriles sólo para ese vertido.
En las actuaciones judiciales seguidas en el Reino Unido, Shell reconoció finalmente que sus cifras eran erróneas y que había subestimado la cantidad de petróleo vertida en los dos casos de Bodo, si bien la compañía no ha confirmado aún cuánto petróleo se derramó realmente.
Además, Shell se vio obligada también a revelar que sabía al menos desde 2002 que la mayoría de sus oleoductos eran viejos y que en algunos tramos había «riesgo y amenaza importantes». En un documento de ese año, la compañía petrolera decía que hacía falta sustituir todos los conductos debido a la corrosión generalizada.
Según Amnistía Internacional y el CEHRD, «Shell no hizo nada a pesar de tener esta información años antes de los vertidos de Bodo». Un correo electrónico interno de Shell de 2009 revelaba que la empresa sabía que estaba expuesta a sufrir vertidos en Ogoniland, donde está Bodo. «Los oleoductos de Ogoniland no se mantienen debidamente ni se evalúa su integridad desde hace 15 años», decía ese correo.
Por otro lado, ambas organizaciones subrayaron que miles de personas siguen en peligro de sufrir futuros vertidos de petróleo si «Shell no arregla sus oleoductos, viejos y ruinosos». «La contaminación por petróleo en el delta del Níger es uno de los mayores escándalos empresariales de nuestra época. Shell tiene que pagar una indemnización adecuada, limpiar todo lo que ha ensuciado y hacer que sus oleoductos sean más seguros en lugar de hacer una hábil campaña de publicidad para eludir toda responsabilidad», concluyó Gaughran.
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