El llamado Síndrome del Impostor es un sentimiento que afecta a las mujeres de éxito que sienten que su reconocimiento es fruto de la suerte o el fraude.
El mismo se produce cuando a la ejecutiva le invaden pensamientos que hacen que se cuestione sus capacidades para merecer un cargo o llevar a cabo una tarea. Por lo tanto, es frecuente que la persona se enfrente a situaciones que le generan inseguridad, falta de confianza y, en definitiva, dificultad para disfrutar plenamente de su trabajo.
Silvia Beltrán, con más de 20 años de experiencia en posiciones ejecutivas dirigiendo equipos, executive coach y profesora de Estrategia e Innovación en diversas universidades en Espana y Francia, confirma que este fenomeno se ha disparado en mujeres entre los 35 y los 45 años y, muy especialmente entre aquellas que asumen responsabilidades en comités de dirección. Los sectores más afectados son los STEM, seguidos de Banca y Sanitario. Beltrán explica que el Síndrome del Impostor se manifiesta, por ejemplo a la hora de solicitar una promoción, un proyecto estratégico o un aumento de sueldo. Segun su análisis, solo el 67% la mujeres postulan a puestos de mayor responsabilidad frente al 80% sus compañeros masculinos a igualdad de conocimientos, titulación y experiencia.
El Síndrome del Impostor y las mujeres
Silvia Beltrán es licenciada en Derecho de la Universidad de Valladolid, Executive MBA por el Instituto de Empresa en Madrid. Es coach PCC (Professional Certified Coach) acreditada por los estándares de calidad de la ICF (International Coaching Federation). Durante 2 décadas ha ocupado posiciones de liderazgo en organizaciones multinacionales en varios paises europeos.
Esta profesional coincide con otros expertos en que el Síndrome del Impostor afecta a millones de mujeres en todo el mundo como consecuencia de su incorporación en el mercado laboral, en los últimos 30 años. Los esfuerzos para abrirse paso en un mundo dominado por los compañeros masculinos imprimió un esfuerzo que aun a día de hoy se entiende obligatorio.
Beltrán acompaña a ejecutivas que aún citan el impacto de la maternidad y la conciliación y la falta de tiempo para «llegar a todo» como factores clave del Síndrome del Impostor.
¿Cómo se puede combatir el Síndrome del Impostor?
Silvia Beltrán se enorgullece de contar con el 50% sus directivos mujeres, la mayoría, madres.
Como señala, el primer paso radica en las organizaciones, puesto que juegan un papel clave en confiar a sus profesionales féminas proyectos de responsabilidad, así como garantizar políticas remuneratorias consecuentes.
Pero en segundo lugar, habla del coaching como método eficaz para tomar conciencia de frenos internos y reconocer de recursos personales que contribuyan al fortalecimiento de la confianza. También recomienda cuando surgen los pensamientos limitantes, que estos sean plasmados por escrito para verlos desde otra perspectiva y abstraerse de ellos. Seguidamente, recuerda el valor de escribir una lista de los logros personales y profesionales o pedir a otros que nos ayuden a identificarlos.
Con ello, se incita a una reprogramación mental, que se apoya en lo reconocido como éxito para cuestionar la creencia de que el reconocimiento sea fruto de la suerte. Otras tareas recomendadas para esta misión son evitar las comparaciones con otros, ya que, como ella afirma, «cada persona es un talento por sí misma» y darse cuenta de que todos los profesionales gestionan en mayor o medida, buenas dosis de «incertidumbre». Para Beltrán, los errores no existen, solo hay aprendizajes y solo quien permanece dormido no se equivoca.
Dentro de sus programas de acompañamiento de coaching en empresa, esta profesional recomienda la priorización y la inteligencia emocional como claves de desarrollo de equipos diversos que amplíen los espacios de seguridad psicológica que animen a más mujeres a sentirse tan legítimas en su desarrollo profesional como sus compañeros hombres.
Así mismo, también aconseja acompañamientos individuales para reforzar la confianza en sí misma y el descubrimiento de talentos y recursos adormecidos.