Conocemos los efectos de los cigarrillos en nuestra salud, es la primera causa mundial de mortalidad evitable y cada año se cobra 700.000 muertes en la Unión Europea. Lo que quizá no tenemos tan claro es qué tal le sienta el tabaco a las arcas del Estado. En 2013 se recaudaron 9.119 millones de euros a través de impuestos especiales e IVA en nuestro país. Un 1% del Producto Interior Bruto, y un total de 56.000 puestos de trabajo directos e indirectos. La recaudación es muy elevada, dado a la carga de impuestos que soporta. Sin embargo, comparada con años anteriores es un indicador claro de la caída constante que atraviesa el sector.
Las ventas de cigarrillos se sitúan en mínimos históricos. Coincidiendo con la crisis y con la subida del IVA cada vez hay menos fumadores. Desde 2006 España es uno de los tres países donde más ha bajado el número de fumadores, junto con Luxemburgo y Eslovaquia. Las ventas los ratifican, de 4.514 millones de cajetillas comercializadas en 2008 hemos pasado a 2.671 millones el pasado año. La cifra más baja de ventas registradas desde 1989. Se venden menos cajetillas, pero la demanda del tabaco de liar aumenta ( un 46% en 2013) y el cigarro electrónico se ha disparado en los últimos años, lo que provoca incertidumbre sobre las nuevas oportunidades de mercado que se abren a largo plazo en el sector.
Nueva Directiva europea antitabaco
En este contexto, la nueva Directiva aprobada por el Parlamento Europeo que endurecen las medidas contra el tabaquismo, ha provocado opiniones enfrentadas. El objetivo del texto, aprobado el pasado mes de febrero es reducir el tabaquismo en un 2% en los próximos cinco años y está especialmente enfocado a los jóvenes, el colectivo más vulnerable. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) el 70% de los actuales fumadores se iniciaron en el hábito antes de los 18 años.
Entre las medidas de la Directiva, se establece que las advertencias sanitarias en las cajetillas deberán ocupar un 65% de las dos caras,así como la prohibición inmediata del tabaco de sabores y la de los cigarrillos mentolados para antes de 2020. Además regula el cigarrillo electrónico y lo considera como producto del tabaco, a menos que sus fabricantes demuestren a las autoridades sanitarias nacionales sus propiedades curativas o preventivas.
Este texto es para muchos un paso adelante. Franciso Camarelles, Portavoz del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo lo considera «eficaz para evitar que los adolescentes se inicien en el tabaco”. Además hace especial hincapié en la regulación del cigarrillo electrónico. «No hay estudios suficientes que avalen que se trata de un método efectivo para dejar de fumar”, muchos fumadores hacen un uso dual de ello, por lo que considera importante que no sea posible fumar en ningún espacio público y tampoco debe ser legal su la promoción o publicidad. Recordemos que el cigarro electrónico sale así del limbo, dado que hasta ahora no existía un marco legislativo sobre este producto.
Una gran carga fiscal
El problema de esta Directiva, declara Morelles, es “como se implantará en nuestro país” puesto que “el tabaco sigue siendo un gran recaudador para el Estado”. La fiscalidad no está incluida en el texto y cada país miembro puede aplicarlas de manera autónoma. Algo difícil. Según la OMS Sólo 14 países de la Unión Europea han aumentado sus impuestos lo bastante en los últimos cinco años. Es precisamente en los impuestos, donde ha puesto el foco en su última campaña anual.
En opinión del portavoz del CNTP, “la medida más efectiva para disminuir el número de fumadores es la subida de precios«, que además «no tiene por qué afectar negativamente a la recaudación final». Actualmente el precio del tabaco en nuestro país se sitúa por debajo de la media de países de la Unión Europa, a pesar de que es el producto que más carga fiscal soporta. El gravamen sobre los cigarrillos representa casi un 80 por ciento del precio final de los mismos. La fiscalidad del tabaco referida a cigarrillos en la Unión Europea se mueve en un rango de entre el 62,3 % de Luxemburgo y un 87,5 %, de Grecia del precio medio de venta al público de los mismos.
Para Juan Páramo, portavoz de la Mesa del Tabaco, principal agrupación del sector en España, la nueva Directiva es desproporcionado e ineficaz “un ejemplo más de la hiperregulación a la que la Unión Europea somete a la sociedad en general y a algunos sectores de actividad en particular”. En cuánto a la restricción publicitaria, considera que, «supondrá un ataque a los derechos de propiedad industrial e intelectual de las empresas” reduciendo al mínimo el espacio para la comunicación de las marcas y, en paralelo, dificultando la capacidad de elección del consumidor en el momento de la compra.
Tras la ratificación por el pleno del Parlamento Europeo, la Directiva debe ser aprobada por el Consejo de la Unión Europea y publicarse posteriormente en el Diario Oficial de la Unión Europea. A partir de entonces, los Estados miembros tienen dos años para transponer su directiva a las legislaciones nacionales.