El Atlético de Madrid se clasificó para los cuartos de final de la Copa del Rey tras empatar (2-2) en su visita al Santiago Bernabéu gracias a los goles de Fernando Torres, que marcó al comienzo del partido y de la segunda parte, y eliminó al eterno rival, que pronto desechó la opción de la remontada.
Ni ‘efecto Juanito’, ni gran noche en el Bernabéu. El Atlético volvió a tomar el coso merengue en un ejercicio de fuerza, inteligencia y rigor táctico, la mejor virtud de un Atlético de Madrid que se olvidó del fútbol, pero que maximizó sus virtudes hasta la extrema unción. Otra vez -y ya van cinco esta temporada– que el Real Madrid hinca la rodilla ante el campeón de Liga.
Lejos queda la excelsa racha de partidos consecutivos ganando, el preciosismo de los blancos y la reciente gala del Balón de Oro. Todo se olvidó en apenas 60 segundos. El más atlético de los atléticos, la bandera, el escudo, el ídolo que ha vuelto a casa, se encargó de torpedear el plan de los madridistas.
EUROPA PRESS