Toyota celebra este martes su junta general de accionistas en pleno escándalo sobre los problemas de las certificaciones de seguridad de algunos de sus vehículos en Japón –que han llevado a paralizar la producción de varios modelos en el país– y la crisis de gobernanza que se medirá con el apoyo de los accionistas a la presidencia de Akio Toyoda.
Dos de los proxys –firmas de asesoramiento a los accionistas– presentes en el accionariado del fabricante japonés, Institutional Shareholders Services (ISS) y Glass Lewis, han recomendado votar en contra de la reelección de Toyoda al frente de la empresa alegando estar preocupados por la gobernanza y la independencia de la junta de administración.
A principios de 2023, Toyoda renunció después de casi 14 años como director ejecutivo para convertirse en el presidente de la mayor automovilística a nivel mundial. Pero poco más de un año después, algunos miembros de la junta han mostrado públicamente su preocupación por la inacción de Toyoda ante el desarrollo de nuevos proyectos y por el excesivo control que, dicen, tiene el empresario dentro de la compañía.
El índice de aprobación de Toyoda cayó al 85% en 2022 desde el 96% de 2022, según la última encuesta de Brand Finance aunque lo mantuvieron como uno de los ejecutivos mejor valorados a nivel mundial en el sector automovilístico.
LAS CRISIS DE TOYOTA
Durante la dirección de Toyoda, la empresa se ha enfrentado a varios reveses, entre ellos, en 2009 cuando asumió el mando y la empresa se enfrentó a unos números rojos provocados por la crisis financiera mundial.
Entre 2009 y 2010, Toyota retiró millones de vehículos de las carreteras después de que surgieran varios informes en los que se probó que los coches aceleraban sin interacción necesaria de los conductores. Una crisis que le valió cientos de demandas por negligencia y una multa de 1.120 millones de euros por parte del Departamento de Justicia de Estados Unidos.
En 2010, Toyoda se disculpó ante el Congreso de aquel país y prometió cambiar lo que, según él, fue una desconexión entre los ejecutivos de Toyota en Japón y las operaciones globales de la compañía. Entonces llevó a cabo un programa de cambios con el que simplificó las jerarquías, redujo los costes y las ventas aumentaron.
Toyota registró más de 5 billones de yenes (casi 30.000 millones de euros) en beneficios operativos durante 2023, la mayor jamás registrada para una empresa japonesa. A pesar de estos números, algunos miembros de la junta están preocupados por la elevada competencia en el sector procedente de China.
ESCÁNDALOS DE SEGURIDAD
El fabricante llega a la junta de este martes entre una serie de escándalos relacionados con los controles y las certificaciones de seguridad en Japón en varias empresas del grupo como Diahatsu Motor o Hino Motor que les han llevado a paralizar los envíos de varios modelos de sus vehículos producidos en el mercado nipón. Sin embargo, en un informe reciente la compañía aseguró que únicamente se habían visto afectados entre el 1% y 2% de las ventas globales de la automovilística.
Las acciones de Toyota han cotizado en la última sesión bursátil en la Bolsa de Valores de Tokio con una caída del 2,57% hasta los 3.036 yenes (unos 18 euros por título) tras incrementar su capitalización más de un 15% durante el primer semestre de 2024.