El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha dicho tener «grandes posibilidades de victoria» en las elecciones de este martes y ha sugerido que no se declarará triunfador antes de tiempo. «No hay motivos para andar jugando», ha dicho en una entrevista este martes.
El posible retraso en el recuento de votos en la noche electoral -los votos anticipados rondan los 100 millones, una cifra sin precedentes- ha alimentado durante meses las especulaciones sobre un posible giro de última hora por parte de Trump, al que las encuestas sitúan en desventaja con respecto a su rival demócrata, Joe Biden.
El actual mandatario ha respondido en Fox News a la pregunta de cuándo tiene previsto proclamar su victoria. «Cuando haya victoria», ha respondido. «Creo que la habrá, pero solo (me declararé vencedor) cuando haya victoria. No hay motivos para andar jugando», ha apostillado.
Trump ha apelado a los votantes indecisos, de nuevo con la economía como principal bandera. Así, ha asegurado que Estados Unidos cuenta con «la mejor economía del mundo», si bien se ha visto «interrumpida por algo que nunca debería haber ocurrido», en alusión a la pandemia de COVID-19.
El presidente ha aprovechado para defender su gestión y se ha mostrado optimista de cara al futuro, vaticinando que Estados Unidos podrá «crecer de nuevo» y a un ritmo «récord».
EL DÍA DE BIDEN
Por su parte, Biden ha comenzado el día acudiendo a una misa cerca de la vivienda familiar en Delaware. Si llega a la Casa Blanca, Biden será el segundo presidente católico de Estados Unidos, con John F. Kennedy como único precedente.
Biden ha acudido acompañado de su mujer, Jill, y de dos nietas, y todos ellos han visitado también la tumba del hijo del candidato demócrata, Beau, que falleció en 2015 por un cáncer, según la agencia Bloomberg.
Esta visita es un paso previo a una recta final de campaña que aún le llevará a celebrar varios actos en Pensilvania, uno de los estados donde previsiblemente se jugará el resultado en esta jornada electoral. En Twitter, ha llamado a la ciudadanía a depositar de nuevo en él la «confianza» que le brindaron en 2008 y 2012, entonces como ‘número dos’ de Barack Obama.