El pulso geopolítico que se mantiene en Ucrania y la fragmentación del país han tenido importantes consecuencias en su economía, que desde hace años arrastraba numerosos desequilibrios. Su nuevo presidente, el tecnócrata Arseni Yatseniuk, deberá enfrentarse a retos en esta etapa de transición, para reestructurar su economía y evitar la bancarrota.
Tal como ha señalado la investigadora asociada del think tank europeo FRIDE, y especialista en política ucraniana Natalia Shapovalova a Diario Financiero, uno de los principales problemas de Ucrania es su elevada deuda pública. En el año 2012, alcanzaba los 51.275 millones de euros, alrededor de un 80% de su Producto Interior Bruto. Con estas cifras, indica Shapovalova, el gobierno “ha sido incapaz de proveer servicios públicos, tales como jubilaciones o subsidios”. Actualmente la economía de la ex República Soviética se encuentra en niveles inferiores a 1992.
Una de las bases de sus dificultades viene marcada por el sector energético, que ha sido descrito por el FMI como “opaco e ineficiente”. Según señala la investigadora, el monopolio del gas está en bancarrota y el problema está en el desajuste de precios. “Los consumidores domésticos no pagan por el precio real del gas, lo paga el gobierno” y esto no es algo nuevo, “hace diez años, tenían que haber subido el precio del gas para los usuarios pariculares». Esto responde a la a estrategia de Yanukovich, de alterar los precios del gas para obtener objetivos políticos y ha podido sustentarse hasta ahora gracias al apoyo de Rusia, a través de su compañia estatal Gazprom.“Putin ofrecía un 30% de descuento, pero en este momento no está claro si Rusia continuará o venderá a precios más altos”. Se ha especulado mucho con esta posibilidad, a pesar de que fuentes oficiales de Gazprom han señalado que esta opción no está entre sus planes inmediatos.
La salida de Yakunovich ha alterado sus alianzas tradicionales y Ucrania tiene la mirada puesta en la posible ayuda proveniente del Fondo Monetario Internacional. Aunque puede no ser suficiente para contrarrestar la influencia rusa. Y es que en experiencias anteriores las cosas no fueron tan bien como esperaban. Sin ir más lejos el FMI señaló que el programa de créditos anterior “se ha había salido del marco regulatorio, ya que las autoridades detuvieron la ejecución de las políticas acordadas».
Ucrania ha cifrado en 35.000 millones de euros la ayuda que necesita y entre las condiciones que acompañarían esta ayuda, Shapovalova, señala algunos puntos clave como la subida de precios del gas o la reducción de la intervención bancaria. “Hasta ahora el gobierno ha fijado el curso de la moneda, de forma artificial, lo que provoca el constante riesgo de devaluación de la grivna”. El gobernador del banco central ucraniano ha admitido que las reservas de divisas extranjeras del país han caído hasta los 15.000 millones de dólares (11.029 millones de euros) desde los 17.800 millones de euros (13.088 millones de euros) contabilizados a 1 de febrero de 2014. Este fuerte descenso fue atribuido a la intervención llevada a cabo en los mercados para tratar de frenar la devaluación de la grivna.
El FMI, sin embargo, no ha señalado aún que medidas va llevar a cabo. Según ha afirmado su directora gerente Christine Lagarde, la entidad enviará «probablemente pronto» asistencia técnica a Ucrania para ayudar en el proceso de transición y en su «difícil situación económica”.
La investigadora considera prudente examinar otros factores para aumentar el crecimiento económico: “en esta nueva etapa será fundamental revisar la política presupuestaria y fiscal”. No menos importante es acabar con la corrupción. Recordemos que Ucrania ocupa el puesto 147 de un total de 177 según el Índice de Transparencia Internacional. Según índica Shapovalova «El 50% de los ingresos de emprendendores se van en sobornos”, lo que dificulta además la inversión extranjera.
A la espera de la ayuda económica y con una creciente tensión en Crimea, el nuevo primer ministro ha tomado ciertas medidas como la limitación a 15.000 grivnas (1.095 euros) la retirada diaria de efectivo de los bancos.