Una nueva investigación dirigida por científicos del Museo Americano de Historia Natural y la Universidad de Yale, en Estados Unidos, demuestra que los ancestros más antiguos del grupo de animales que incluye a los pulpos y a los calamares vampiro no tenían ocho sino diez brazos.
El estudio, que describe una nueva especie de Vampyropoda basada en un fósil de 328 millones de años que no había sido descrito anteriormente, hace retroceder la edad del grupo en casi 82 millones de años, según publican los investigadores en la revista ‘Nature Communications’.
«Este es el primer y único vampirópodo conocido que posee 10 apéndices funcionales», destaca el autor principal, Christopher Whalen, investigador postdoctoral en la División de Paleontología del Museo y becario postdoctoral de la Fundación Nacional de Ciencias en el Departamento de Ciencias Terrestres y Planetarias de Yale.
Los vampirópodos son cefalópodos de cuerpo blando que se caracterizan por tener ocho brazos y un caparazón quitinoso interiorizado o soportes para las aletas. Al carecer de estructuras duras, los Vampyropoda no están bien representados en el registro fósil. El nuevo estudio se basa en un fósil de vampirópodo excepcionalmente bien conservado de las colecciones del Museo Real de Ontario (ROM). Fue descubierto originalmente en lo que actualemente es Montana y donado al ROM en 1988.
Whalen y el coautor Neil Landman, conservador emérito de la División de Paleontología del Museo, identificaron el espécimen fósil como un género y una especie completamente nuevos que datan de unos 328 millones de años, lo que lo convierte en el vampirópodo más antiguo conocido y amplía el registro fósil del grupo en unos 82 millones de años. En el nuevo estudio, también describen sus 10 brazos -todos con ventosas conservadas-, lo que corrobora los argumentos científicos anteriores de que el ancestro común de los vampirópodos también tenía 10 brazos.
«El recuento de brazos es una de las características que definen la línea de calamares y sepias de 10 brazos (‘Decabrachia’) de la línea de pulpos y calamares vampiros de ocho brazos (‘Vampyropoda’). Hace tiempo que sabemos que los pulpos consiguen los ocho brazos gracias a la eliminación de los dos filamentos del calamar vampiro, y que estos filamentos son brazos vestigiales», apunta Whalen.
«Sin embargo –añade–, todos los vampirópodos fósiles de los que se ha informado anteriormente que conservan los apéndices sólo tienen 8 brazos, por lo que este fósil es posiblemente la primera confirmación de la idea de que todos los cefalópodos poseían ancestralmente diez brazos».
Dos de los brazos del cefalópodo parecen haber sido alargados en relación con los otros ocho brazos, y su cuerpo en forma de torpedo recuerda a los calamares actuales.
El fósil recibió el nombre de ‘Syllipsimopodi bideni’, que deriva de la palabra griega «syllípsimos», que significa «prensil», y «pódi», que significa «pie», porque se trata del cefalópodo más antiguo conocido que desarrolló ventosas, lo que permitió que los brazos, que son modificaciones del pie de los moluscos, agarraran mejor a sus presas y otros objetos. El nombre de la especie es en honor al recientemente inaugurado (en el momento de la presentación del documento) 46º Presidente de los Estados Unidos, Joseph R. Biden.
«El ‘Syllipsimopodi’ puede haber ocupado un nicho más similar al de los calamares actuales, un depredador acuático de nivel medio –afirma Landman–. No es inconcebible que pudiera haber utilizado sus brazos cargados de ventosas para arrancar pequeños ammonoides de sus conchas o aventurarse más hacia la costa para depredar braquiópodos, bivalvos u otros animales marinos con concha».
Basándose en la edad, los caracteres y la posición filogenética, el fósil desafía los argumentos predominantes sobre los orígenes de los vampirópodos, y los autores proponen un nuevo modelo de evolución de los coleoides (cefalópodos con concha interna).