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Un nuevo dinosaurio herbívoro pone rostro a una Tierra en cambio

Un nuevo dinosaurio que se alimentaba de plantas puede haber sido el «último aliento» de una especie durante un período en el que el calentamiento del clima forzó cambios masivos en estos animales.

El espécimen, llamado ‘Iani smithi’ en honor a Jano, el dios romano de dos caras que encarnaba el principio y el fin, era un ornitópodo primitivo, un grupo de dinosaurios que finalmente dio lugar a los dinosaurios pico de pato más comúnmente conocidos como ‘Parasaurolophus’ y ‘Edmontosaurus’. Los investigadores, qu epublican su investigación en PLOS ONE, recuperaron la mayor parte del esqueleto de este dinosaurio juvenil (cráneo, vértebras y extremidades) en la Formación Cedar Mountain de Utah.

El ‘Iani smithi’ vivió en lo que hoy es Utah a mediados del Cretácico, hace aproximadamente 99 millones de años. La característica más llamativa del dinosaurio es su poderosa mandíbula, con dientes diseñados para masticar material vegetal duro.

La mitad del Cretácico fue una época de grandes cambios, que tuvieron grandes efectos en las poblaciones de dinosaurios. El aumento del dióxido de carbono en la atmósfera provocó el calentamiento de la Tierra y la subida del nivel del mar, lo que acorraló a los dinosaurios en masas de tierra cada vez más pequeñas. Hacía tanto calor que las selvas tropicales prosperaron en los polos y las plantas con flores se apoderaron de las zonas costeras y sustituyeron a las fuentes de alimento habituales de los herbívoros.

En Norteamérica, los gigantes saurópodos herbívoros, antaño titanes del paisaje, desaparecieron junto con sus depredadores alosaurios. Al mismo tiempo, desde Asia llegaban herbívoros más pequeños, como los primeros dinosaurios pico de pato y con cuernos, y terópodos emplumados, como los tiranosaurios y los enormes oviraptorosaurios.

El ‘Iani smithi’ es único no sólo porque se acaba de descubrir, sino también por su rareza en el registro fósil de Norteamérica y su posición en la historia de los dinosaurios.

«Encontrar al Iani fue un golpe de suerte. Sabíamos que algo así vivía en este ecosistema porque se habían recogido dientes aislados aquí y allá, pero no esperábamos tropezar con un esqueleto tan hermoso, especialmente de esta época de la historia de la Tierra. Disponer de un cráneo casi completo fue de un valor incalculable para reconstruir la historia», asegura en un comunicado Lindsay Zanno, profesora asociada de investigación de la Universidad Estatal de Carolina del Norte, jefa de paleontología del Museo de Ciencias Naturales de Carolina del Norte y autora correspondiente del trabajo.

Zanno y su equipo utilizaron el esqueleto bien conservado para analizar las relaciones evolutivas de Iani y se sorprendieron -y se mostraron un poco escépticos- con los resultados.

«Recuperamos al Iani como un rabdodontomorfo temprano, un linaje de ornitópodos conocido casi exclusivamente en Europa –afirma Zanno–. Recientemente, los paleontólogos propusieron que otro dinosaurio norteamericano, el ‘Tenontosaurus’, que era tan común como el ganado en el Cretácico Temprano, pertenece a este grupo, así como algunas criaturas australianas. Si el Iani se sostiene como rabdodontomorfo, plantea muchas preguntas interesantes».

Una de ellas es si el Iani podría ser el último suspiro, un testigo del final de un linaje que tuvo éxito en el pasado. Zanno cree que el estudio de este fósil en el contexto de los cambios ambientales y de biodiversidad a mediados del Cretácico nos dará más información sobre la historia de nuestro planeta.

El ‘Iani smithi’ debe su nombre a Jano, el dios de dos caras que simbolizaba las transiciones, un nombre muy apropiado dada su posición en la historia.

«El Iani podría ser el último superviviente de un linaje de dinosaurios que prosperó en Norteamérica, pero que fue sustituido por los dinosaurios pico de pato –explica Zanno–, vivió durante esta transición, por lo que este dinosaurio simboliza realmente un planeta cambiante».

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