Después de casi tres décadas preso, Nelson Mandela regresó a Johannesburgo en los años 90 con la misión de pavimentar el camino de su país a la democracia. Allí se asentó en el exclusivo barrio de Houghton, en una mansión que ha sido ahora reconvertida en hotel de lujo y «santuario» dedicado a «Madiba».
«Es una experiencia, básicamente una oportunidad de experimentar el legado de Mandela, una oportunidad para nosotros de dar cobijo a ese legado y de traspasarlo a una nueva generación», explica Dimitri Maritz, gerente de este establecimiento bautizado como Sanctuary Mandela (Santuario Mandela).