La presidenta de la Asociación Empresarial del Seguro (Unespa), Pilar González de Frutos, escribió el pasado 31 de enero una carta a todos los diputados del Pacto de Toledo para pedirles que aprovechen el informe sobre el fomento de los productos de previsión complementaria para fomentar los planes de pensiones privados entre los españoles que, según sus cálculos, tienen unos 300.000 millones de euros de déficit de ahorro-previsión.
En la misiva, González de Frutos asegura mantener una «defensa cerrada» del sistema público de pensiones, pero señala que éste es incapaz por sí solo de «colmar todas las necesidades de bienestar presentes y futuras de los ciudadanos españoles».
«No es así, el sistema de reparto necesita complementarse para poder atender las aspiraciones de bienestar de los ciudadanos», añade la que fuera directora general de Seguros en el Gobierno Aznar antes de saltar a la patronal en 2003.
Y todo por la evolución demográfica de la sociedad pero también por los cambios en la vida laboral, que hacen que los españoles lleguemos a la edad del retiro habiendo ahorrado 6.400 euros menos que los ciudadanos de otros países, según «estimaciones conservadoras» de Unespa. «No salimos, pues, de la casilla de salida sino, de más atrás», lamenta la presidenta de la asociación.
Esta realidad, añade, «está provocando que exista una España de privilegiados, aproximadamente doce de cada cien trabajadores, y una España no privilegiada que se queda fuera del ahorro y que, consecuentemente, será simple y llanamente, más pobre».
Por eso, González de Frutos apela a la «responsabilidad» de los diputados y a la oportunidad que se planteará en los próximos meses,de afrontar el «reto» de «decidir ahora cómo quieren que sea la calidad de vida de las próximas generaciones de pensionistas». «Es a tu responsabilidad política, así como a tu comprensión del problema, a las que apelo para animarte a reflexionar sobre qué se puede hacer en este terreno», insiste en otro punto del texto.
Y es que, a su juicio, sólo hay dos opciones: «Apuntalar el sistema de reparto cada vez que acuse falta de recursos a base de endurecer sus reglas y, por lo tanto, legarle el problema a los futuros trabajadores, o combinar el sistema existente, sin ponerlo en cuestión, con un pilar de previsión más basado en la capitalización». Es decir, los planes de ahorro privados.
Lo que no se puede hacer, continúa, es no admitir un problema que todos los países de nuestro entorno ya han abordado. «Nos hemos quedado solos en la estrategia de hacer como si el problema no existiera», advierte, lamentando que el Pacto de Toledo no haya sido capaz de fomentar el ahorro capitalizado de forma «suficiente» hasta ahora y que su actitud hacia estos sistemas complementarios haya sido «lenta, renuente y procrastinadora».