La secretaria general del grupo parlamentario de Vox, Macarena Olona, y el vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, trataron este miércoles de echarse mutuamente a la cara las decepciones de algunos de sus potenciales votantes, tal vez intentando arrebatárselos: ella acusó a Podemos de “vendeobreros” y de haber engañado a sus seguidores originarios, y él al presidente de Vox, Santiago Abascal, de haber rehuido la mili y “tapar sus complejos con símbolos militares”.
En la sesión de control en el Congreso de los Diputados, Olona preguntó a Iglesias si “va a dimitir a la vista de los escándalos judiciales que le afectan a usted y su partido”, pero prosiguió echando la vista a los inicios de Podemos y comentando que “qué lejos queda” su lucha por una democracia real, cuando encarnaba las esperanzas de mucha gente “cuyo dolor supieron rentabilizar” engañándole con la promesa del asalto a los cielos.
Ahora, criticó, Podemos ha pasado de “la lucha en la calle a los posados en las revistas del corazón”, “no ha democratizado la política” sino que ha “vulgarizado la democracia” porque “no es cuestión de clases sino de saber estar”, y sin embargo Iglesias no dejará el Gobierno ni el escaño porque fuera de ellos “no le queda nada”, ni bandera, ni proyecto político, y en la calle los trabajadores le llaman “vendeobreros”.
También le echó en cara sus antiguas promesas de “limpiar la casta”, le afeó que “la cal no es tan viva desde Moncloa” (aludiendo a un célebre reproche de Iglesias al PSOE por los GAL) y terminó llamando a su exasesora Dina Bousselham su “concubina judicial” por haber cambiado su versión sobre la tarjeta de su móvil que retuvo el vicepresidente. “Cese en su ira y dimita, porque dimitir no es un nombre ruso”, sentenció, recordando la conocida broma sobre las reticencias de los políticos a abandona el cargo.
De toda esta retahíla de reproches, Iglesias se quedó con la referencia de Olona a que él no tiene bandera para mofarse de que Vox se fotografió con el símbolo de la Brigada Paracaidista, cuando “hizo lo posible por librarse del servicio militar y de hecho se libró”. Terminó su intervención confesando que se equivocó al llamar fascista a Vox. “Son más cutres: la derecha de toda la vida que pretende tapar sus complejos con símbolos militares en las mascarillas”
Entre medias, Iglesias recordó la comparación de Abascal la semana pasada en el Congreso en la que calificó al Gobierno actual como el peor de los 80 años para denunciar que prefiera a los franquistas, y aventuró que a Vox le gustaría que la justicia persiguiera a los demócratas, y por eso ayer propusieron una ley que ilegalizaría a los partidos independentistas.
Después de este intercambio de críticas para apropiarse de parte del electorado del otro, la réplica tuvo su punto anecdótico porque Olona, al haber consumido casi todo el tiempo de intervención en su primer turno, se limitó a emplazar a Iglesias: “Nos veremos en la siguiente sesión de control, señor vicepresidente”. A lo que éste improvisó, siguiendo las normas de las justas medievales: “Me ha lanzado el guante. Como caballero retado, me toca elegir las armas: la palabra”.