La vuelta a la fiebre del oro

“Para tener éxito invirtiendo es necesario entrar pronto, cuando las cosas están baratas, cuando hay pánico, cuando todo el mundo está desmoralizado”. Jim Rogers, co-fundador, junto con George Soros, del Quantum Fund.

El oro, ese activo fiel, ese aliado seguro en el que refugiarse ante la tempestad de los mercados. El «Metal» por excelencia, en el que se amparan los inversores más conservadores, vuelve a pisar con fuerza. Las tensiones geopolíticas y la inestabilidad lo elevan a lo más alto. Cuentan que ya en la guerra de Vietnam, los americanos que pagaban en dólares a los vietnamitas veían como estos corrían a comprar oro a cambio de los dólares obtenidos. Más recientemente hemos visto su papel de salvador en tres grandes escenarios: la crisis puntocom, las subprime y la crisis de la Eurozona, donde el oro ha repuntado de manera significativa. Es en esas circunstancias cuando brilla, más incluso que otros refugios como el yen o el franco suizo. «El oro ha salido muy beneficiado en las últimas crisis a nivel global» relata Victoria Torre, responsable de Análisis y Producto de SelfBank.

Mientras  diversificadores tradicionales, como bonos y acciones de alternativas, a menudo fallan en épocas de tensión e inestabilidad de mercados, el oro ha demostrado mejorar los resultados de portfolios en tiempos de inestabilidad financiera. Si bien, en general, conforme la situación se calma, el precio del metal precioso cae y el dinero vuela a otros productos.

El oro también tiene sus riesgos

Se trata de un activo muy volátil, que para generar beneficios necesita inflación y es muy vulnerable a la depreciación, a ello hay que sumarle el hecho de que no reparte dividendo. Las materias primas, entre ellas el metal precioso, poseen demasiadas oscilaciones en su valor. Es por ello que en los últimos años ha crecido la alarma sobre la creación de una burbuja del oro, que parece, no ha terminado de estallar.

En la actualidad, ante la escalada de tensión en Ucrania, los ruidos bélicos que han amenazan Crimea y la preocupación por la ralentización del crecimiento de la economía china, el metal precioso ha vuelto a cobrar protagonismo. En respuesta al resultado del referéndum para anexionar la isla al territorio ruso  el pasado lunes, el oro se situaba en su papel de activo refugio y escalaba al filo de los 1.400$/onza, su máximo de 6 meses.

En este contexto, los Bancos Centrales también se aseguran. Sin ir más lejos, Putin ha elevado a en 935 millones sus reservas de oro y divisas. ¿A qué se debe esta estrategia? Uno de las explicaciones, como señala Torre «podría estar en que la crisis de Crimea y su anexión a Rusia ya estaba planeada con anterioridad, y elevando las reservas de oro, la antigua URSS se protegía de esta forma contra los riesgos financieros y económicos conectados con la política monetaria que iba a padecer». Tras las actuaciones rusas en la  crisis de Crimea, la congelación de activos es una de las principales sanciones que sobrevuela la economía del Kremlin, como han anunciado principalmente Estados Unidos, y de manera más tibia la Unión Europea. Ante esta situación, el rublo se ha depreciado de forma considerable, habiéndose destinado 7.913 Millones de euros para defender la cotización. Tal como declara la experta, «elevar las reservas de oro es importante de cara a determinar el margen de maniobra que tiene un país frente a variaciones graves de su moneda, el dólar o el euro».

No se trata de un caso aislado. En la región de Asía-Pacifico ha habido una importante tendencia incrementar las reservas de oro  en la última década. La creciente clase alta en el gigante asiático ha hecho que la demanda de oro para artículos de lujo y joyería para se haya incrementado, (este uso supone un 70% de la demanda mundial global), de modo que una desaceleración en el país podría impactar en dicha demanda y tener efectos negativos. Cabe recordar que entre China y la India, acaparan el 60% de la demanda mundial de oro.

Muchos países hispanoamericanos también siguen este camino. Un ejemplo muy claro es México, cuya economía depende en gran medida de su vecino estadounidense (78% de sus exportaciones son para EE.UU.),  que «ha elevado en gran medida sus reservas de oro para intentar diversificar como moneda alternativa» comenta Torres. «Y es que si la economía americana sufre México también lo hace».

La pregunta que se hacen los inversores ahora es ¿hacía donde vamos? «Tras el fuerte repunte experimentado después de la crisis ucraniana, hemos visto cómo la relajación en la comunidad internacional ha devuelto al oro a niveles más bajos de cotización, en los que previsiblemente se mantendrá» sin perder de vista  que «cualquier escalada de tensiones generaría un nuevo interés en el metal precioso y mantendría su precio en valores elevados».