BBVA apuesta por mejorar la capacidad de exportar, para salir de la crisis

La economía española se encuentra en la actualidad en un complejo e intenso proceso de ajuste y cambios en el que la internacionalización de sus empresas resulta crucial, ya que mientras dure este proceso de ajuste la demanda interna difícilmente será el motor de crecimiento de la economía española y porque se ha acumulado una elevada deuda externa neta negativa que ha llegado a superar el 90% del PIB.

En este contexto, las exportaciones españolas, que ya mostraron un excelente comportamiento relativo de 1999 a 2007, han amortiguado considerablemente la caída del PIB y se han convertido en verdadera palanca de salida de la crisis para muchas empresas. Hasta la fecha es el único componente de la demanda agregada que ha superado con holgura su valor previo a la crisis, alcanzado los 334.500 millones de euros (bienes: 228,9; servicios: 105,6) de valor añadido acumulado anual en el tercer trimestre de 2012.

Según el ICEX, España contaba con 37.250 empresas exportadoras regulares en 2011, de las cuáles 20.579 tenían exportaciones superiores a los 50.000 euros anuales, es decir, empresas con una probada capacidad de competir en los mercados internacionales, y preparadas para liderar el proceso de reasignación de factores a los sectores y empresas con mayor potencial de crecimiento. No obstante, BBVA Research considera que aún existen retos que afrontar. Entre ellos, “generalizar este comportamiento al resto de empresas y sectores, mejorar el potencial de crecimiento de la economía española y eliminar las barreras que impiden una reasignación y un empleo eficiente de recursos productivos”.

Factores claves en la internacionalización

BBVA Research también considera que los factores que determinan el proceso de internacionalización de las empresas españolas se pueden resumir en dos categorías fuertemente interconectadas.

En primer lugar, las decisiones sobre los factores de producción, como el tamaño de empresa, la inversión en capital físico, la calidad del capital humano empleado y el gasto en I+D y en adopción de tecnología extranjera. Así, las empresas exportadoras son en promedio ocho veces más grandes que las no exportadoras, emplean casi tres veces más capital físico por trabajador, son mucho más intensivas en capital humano y tecnológico, y su tasa de temporalidad es del 9,3% frente al 23,3% promedio para el conjunto de la economía.

En segundo lugar, se encuentran las decisiones sobre estrategias de mercado y financiación, tales como los esfuerzos por la diversificación productiva y la innovación sobre el producto ya comercializado, o la búsqueda de financiación alternativa a la disponible en los canales bancarios tradicionales, incluida la participación de capital extranjero.

El informe también recoge que la probabilidad de exportación se eleva con el tamaño de empresa, el stock de capital real por trabajador, la inversión en I+D y en adopción tecnológica, la utilización de trabajadores cualificados, la competencia en el mercado principal, y la participación de capital extranjero en el capital social de la empresa. Además, la probabilidad de exportación se incrementa si, durante el año, la empresa realiza innovaciones de producto y si diversifica su producción a más de un producto.

En concreto, un aumento del 1% en el tamaño empresarial incrementa la probabilidad de exportación un 5% y un incremento del 1% en el stock de capital real por empleado elevaría la probabilidad de exportación un 1,8%. Por su parte, la consecución de una innovación en producto en el año eleva la probabilidad de exportación en dos puntos porcentuales y la diversificación productiva lo hace en 1,7 puntos porcentuales.

Crecimiento a medio y largo plazo

Teniendo en cuentas los resultados anteriores, el Observatorio Económico resalta que las políticas de internacionalización de las empresas deben ser centrales en una estrategia de crecimiento a medio y largo plazo con medidas de crecimiento efectivas.

El marco institucional de funcionamiento ha de esforzarse en mejorar continuamente el entorno en el que se mueven las empresas: mejoras en el funcionamiento de los mercados de factores productivos (mercados de trabajo y de capitales, acceso a la financiación y a nuevas tecnologías e innovaciones productivas) y mejoras en los mercados de bienes y servicios.

En lo que respecta al mercado de trabajo, la reciente reforma laboral ha supuesto un avance considerable al poner a disposición de las empresas mecanismos de utilización del factor trabajo más flexibles y eficientes. La simplificación en el número de contratos y la introducción de incentivos a la contratación de trabajadores de manera indefinida, hasta que la temporalidad tenga carácter residual, permitirían mejorar aun más la situación del mercado de trabajo y la productividad de las empresas.