Según la calificadora, la economía italiana ya está en recesión. A Monti las cosas se le ponen cuesta arriba, puesto que la desaceleración de la eurozona, hace más difícil la labor del nuevo Gobierno italiano. De hecho, Firch advierte de que Italia cuenta con un breve periodo de tiempo para convencer a los inversores de que tiene la voluntad política para acometer las reformas de la economía y la reducción del déficit.

Tampoco se fía mucho el FMI. Con las reformas de Monti sobre la mesa, y con la confianza del Parlamento, ahora toca revisión. EL organismo capitaneado por Christine Lagarde, ha anunciado que enviará una misión al país transalpino para que supervise las labores que tienen por delante. Será a finales de noviembre, y según un miembro del regulador internacional, es en respuesta a una invitación de las autoridades locales, y además no incluirá representantes de la Comisión ni del BCE.

La misión tiene previsto realizar informes trimestrales, y su objetivo será "intensificar el papel" del FMI como supervisor "tanto de los ajustes fiscales como de las reformas estructurales".