Demasiadas cosas para que nada cambie

Lo cierto es que a Grecia le han salido las cosas bien, le ha ido bien tras la enésima oportunidad que la Unión Europea le ha dado a los votantes griegos, enésima porque hace un mes la situación – la carta sobre la mesa – era completamente opuesta. Hace un mes, los griegos eligieron el extremo, el ir por libre, el independizarse, el órdago desesperado a Bruselas.

Un mes después, ‘abra cadabra’, la carta se da la vuelta, la congoja del verse solo, el miedo a lo que se les puede venir encima se ha apoderado de unos griegos que le han visto las orejas al lobo y deciden que “bueno, lo de antes no vale, era broma aquello de querer salir del euro, era broma aquello del órdago del reto que os echamos, que lo que vale es lo que hemos votado ahora”…ya…pero lo que toca ahora, amigo griego es apretar los dientes y – ahora si – aprender a convivir con la palabra recorte, con la palabra ajuste y con la palabra austeridad extrema, a la que los hombres de negro van a someter a Grecia.

Sí, es cierto que en Atenas esto no es nuevo, pero ahora (después de haber engañado una y otra vez con que se cumpliría) ahora si que van a tener que recortar y que ajustar, porque después de todo lo que ha ocurrido, después de la enésima oportunidad que la UE da a Grecia, ya no queda dinero, ni ganas de dejarse torear otra vez.

¿Para que va a servir el nuevo Gobierno? Pues para decir sí a Bruselas en todo y para intentar pelearse con el jefe – con su jefe (que es Bruselas) – para que suavicen algunos puntos de la retahíla de rescates que estos tienen encima.

Grecia, de nuevo se convierte en el fantasma de los líderes europeos, de los presidentes de los Gobiernos de los países miembro – sobre todo los que tienen problemas – que ven hoy y sobre todo durante los próximos meses, como pueden acabar si no cumplen con las condiciones de sus respectivos rescates, o con las “recomendaciones” a cambio de sus respectivas prórrogas en el objetivo de déficit.

Ahora sí que sí, llega la dieta blanda para la anémica Grecia, ahora sí llega el suero, el arroz blanco y el pescado hervido para la cada vez más delgada España.

Una España que hoy ve cómo la prima de riesgo repunta de nuevo a máximos históricos (hemos superado hoy los 580 puntos básicos) ¿A quién le echamos la culpa de esto ahora, señor Rajoy? Lo digo porque hasta el viernes, desde el Gobierno no se ha dejado de recordar que el importante repunte de la prima de riesgo se debía a la incertidumbre sobre Grecia…Bueno, pues la incertidumbre griega ha pasado, el principio del final feliz ha terminado por ocurrir, y nuestro riesgo país nunca ha estado tan alto. ¿Quién es el problema? ¿a ver si el culpable de que nada cambie no van a ser otros, a ver si vamos a ser nosotros?

Muchas cosas ocurren hoy – demasiadas cosas – para que nada cambie.