Permitido ser pyme de parias

El discurso oficial, que hasta en Nochevieja existe, pregonaba el optimismo del ingreso en la entonces Comunidad Económica Europea. Aquella noticia venía acompañada de otra, que vaya usted a saber por qué, de aquellas parecía una buena noticia: el Impuesto sobre el Valor Añadido. Es decir, el IVA que ahora anda desbocado en el 21% y que los matones del barrio rico todavía quieren que subamos hasta el 25%. O hasta que nos ahogue lo suficiente para recordarnos para siempre nuestra condición de lacayos de la Europa con mando en plaza.

El IVA hace su particular estrago entre las pymes, obligándolas a unos tributos trimestrales sobre unos clientes que cada vez más hacen su agosto mediante la financiación a cargo de proveedor, empezando por la propia Administración. Pues bien. Ahora que se las prometían felices con el criterio de caja que exoneraba de esa práctica filomafiosa a cargo del Estado, el ministro de Hacienda ha echado un jarro de agua fría limitando la nueva medida a cantidades irrisorias. En este país se permite ser pyme de parias. Por encima de eso, está castigado.