Presupuestos para el desastre

El actual Gobierno de Rajoy tenía dos alternativas técnico-políticas: contentar a las grandes corporaciones financieras, preocupadas por minimizar sus riesgos, así como a los incompetentes líderes europeos, o hacer frente, con la imaginación y el esfuerzo de todos, al reto de recuperar empleo, que es algo así como recuperar personas desahuciadas social y moralmente, haciendo de ellas la base de nuestra reactivación económica.

Dos alternativas que se corresponden con dos creencias o valores: dotar de prioridad a las instituciones (en este casos las financieras), entendiendo por tales a una parte de las mismas, las entidades financieras (los consumidores son también una parte esencial del sistema financiero pero, a pesar de ello, se les ignora), o apostar por las personas y su desarrollo económico y espiritual, por encima – si fuera necesario – de las instituciones. El actual Gobierno ha considerado que esto último no es fiable, que es una utopía, que lo realmente seguro es la apuesta por las grandes instituciones financieras y el beneplácito de los “grandes” líderes europeos, ya que, sabedores de las escasas posibilidades de éxito que cualquier política ofrece, prefieren no desairar a los “fuertes” para ganarse una futura ayuda.

Las medidas adoptadas hasta el momento, refrendadas por los Presupuestos Generales, “garantizan” la caída de la actividad económica, y con ello el incremento del desempleo, y con ello el hundimiento de algunas entidades financieras (esas a las que se trata de salvar a todo trance) y con ello el desastre económico y social para nuestro país. No, el actual Gobierno no cree en las personas, en su capacidad de buscar soluciones a los propios problemas que sufren, si se les apoya moralmente e incentiva materialmente. En el fondo se niega la capacidad intelectual y emocional necesaria para superar esta crisis, creada por unos pocos, a la mayoría que la sufre. Quizás sea esta afirmación demasiado drástica, el Gobierno si cree en algunas personas: Nuestro Gobierno cree en la solidaridad de las familias, para que sigan soportando calladamente el desempleo y el hundimiento moral de parte de sus miembros; también cree el Gobierno en la necesidad de apaciguar y contentar a los líderes empresariales y sindicales, por lo que no acaba de negarles privilegios y regalías. Pero para salir de esta crisis, en los únicos en los que cree “nuestro” Gobierno (que extraño me resulta lo de “nuestro”) es en la Merkel, el Dragüi y unos cuantos personajes más, ajenos por completo a nuestra realidad social, entre los que se deben encontrar todos aquellos que realizaron grandes fraudes al fisco español, de aquí interés en ganárselos con amnistías fiscales.

Hace más de dos meses escribí una Carta al equipo económico del Presidente Rajoy (http://josebarta.com/2012/01/16/carta-al-equipo-economico-del-presidente-rajoy/ ) , en la que, entre otras cosas, les decía: “Señores del Gobierno la mayoría de los ciudadanos reconocemos que tienen ustedes una tarea difícil, ingrata a corto plazo y con múltiples riesgos de equivocarse. Esta realidad es difícilmente mudable. Intenten lograr que las personas más necesitadas de nuestra sociedad sean los primeros favorecidos de sus aciertos, o los últimos perjudicados en sus errores. Con esto estarán contribuyendo a crear una sociedad mucho mejor, ya que será más solidaria”.

La realidad ha puesto de manifiesto que este planteamiento no encaja para nada en la estrategia de “nuestro” Gobierno.

Resulta complicado descubrir los valores que defienden estas personas, pero tengo muy claras las consecuencias de sus decisiones: el desastre económico y social para España y para la mayoría de los ciudadanos (españoles o no) residentes en este país.