Qatar, Catar, Acatar, Atacar

El único que ha dicho la verdad es el propio Urdangarín. Va a “Catar”, es decir, a probar, a ver qué tal, a un “ya si eso luego te lo cuento”, que dirían mis amigos manchegos.

 

Lo del deportista nobiliario viene siendo técnicamente un ensayo, como lo ha sido su paso por la Monarquía, en la que entró “esposado” y de la que todo apunta a que saldrá esposado también, a poco que sus abogados, o los columnistas de La Razón, se despisten unos minutos.

Tengo a don Iñaki como un ejemplo de conducta frente a la crisis: en las vacas gordas procurar que no te falte de nada para cuando lleguen las vacas flacas, y en las flacas ir a probar fortuna, a emprender, a Qatar nuevas tierras. Pasa de acatar poco como “Princeso” a acatar las órdenes de su amigo de la época de las medallas. Y las órdenes en balonmano son defender y atacar. Casi lo suyo: defenderse y atacar, apuntar a las Torres amigas. Y acatar que se le acabe el chollo de no tener que acatar. Aunque sea yendo a Qatar. Como tantos españoles que se van de su país porque, o no catan bocado, o acatan la catetada de esta cleptocracia institucionalizada.