Renunciar al yernísimo

Me refiero a la tan nuestra ingrata mentalidad para con los emprendedores, egoístas como somos por genética nacional y dispuestos siempre a mirar la paja en el ojo ajeno… sobre todo cuando a la víctima le flaquean los apoyos.

 

Con lo fácil que es mirar para otro lado. Pero nones. Aquí somos de los que nos enteramos que el marido de la Infanta ha cobrado hasta 800.000 euros en un solo año por asesorar a empresas, y en lugar de felicitarnos por tener unos “sangre azul consortes” tan implicados en la suerte de la iniciativa privada made in Spain, vamos y les enseñamos los dientes. Como si el Duque de Palma necesitara ganar dinero para una vida despreocupada y estable.

Porque díganme la verdad. A ver si uno cualquiera de ustedes sería capaz de renunciar, para ganar un contrato o para que su jefe le pusiera una medalla, a la posibilidad de tener fichado a semejante portento de las relaciones públicas. ¿No, verdad? Cueste lo que cueste, hombre, que en esta vida hay gastos y hay inversiones, y lo del yernísimo es de la segunda estirpe. Presunción de negocio ande o no ande la burra grande, y no me refiero con ello al Rey, sino a la Monarquía. Buen fin de semana.