Un informe denominado “El Estado de la pobreza”, elaborado a partir del indicador europeo Arope nos pone a los pies de los caballos. Tenemos la desvergüenza de presentarnos ante el mundo como país respetable cuando el 27,3% de nuestra población está técnicamente en riesgo de pobreza.

Quizá hay quien piensa que nada se puede hacer contra estas manifestaciones de la estupidez, pues la pobreza no es más que una muestra de reparto en que la avaricia puede más que la inteligencia. Nada más lejos de la verdad. Con una sociedad valiente y decidida a tomar las riendas de su futuro, es perfectamente controlable. Basta con establecer algunas sanciones ejemplarizantes, allá ustedes con su imaginación, para aquellos representantes públicos que no sepan responder a algunas cuestiones básicas y de Primaria sobre la realidad de los españolitos de a pie.

No se confundan que no estoy llamando a nadie a hacer la justicia por su cuenta, ni reivindico ningún tipo de acción justiciera. Lo que sí planteo es que igual que ellos tienen para el resto sanciones ejemplarizantes, que van desde las multas con recargo hasta los flirteos con la cadena perpetua, también ellos han de someterse a penas que resulten ejemplarizantes para los congéneres de su casta. Porque de otro modo, se seguirán yendo de rositas siempre. Y si se van de rositas, solo les importa el número de pobres por el número de votos de más o de menos que puedan rapiñar. Simple y llanamente.