Cuento de la lechera Juncker

Por supuesto que me gustaría creer en el llamado “Fondo Juncker”, y en ese efecto multiplicador de los panes y los peces por el que un euro inyectado en el sistema produce 15 euros de inversión privada. Ríete tú del anuncio de la lotería. Eso sí que es que te guarden el sobre en el bar.

Sin embargo, la cosa es difícil de creerla. Porque si subimos a mayores tenemos que esos 15 euros de inversión no se harán a la ligera, sino tratando de obtener beneficios de ellos. Y parco beneficio es aquel que al menos no dobla el total de lo invertido. Ergo nos ponemos ya en 30 euros de saldo neto por cada euro movilizado por la Comisión. Ahora devolvamos al sistema vía recaudatoria lo que el sistema ha puesto. De esos 30 euros de saldo, vayan 2 de vuelta a las arcas públicas, uno en concepto de graciosa devolución y otro a modo de antipática imposición.

Con ese segundo euro la Comisión bien podría volver a poner 1 euro en el sistema, y esperar volver a generar inversiones de 15 euros. Y así hasta el infinito, ¿verdad? Bueno, pues ya somos mayorcitos para creer en los cuentos de la lechera. Ahora que si los señores analistas quieren tragarse doblado este sapo, allá ellos. A mí hasta me parecería tierno este “fondo Juncker”, si no fuera porque implica el mayor desconocimiento que puede tener un mandatario actual: que la economía sigue funcionando, la que funciona, a pesar de los gestores públicos, y no gracias a sus harakiris económicos de los últimos siete años.

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