Pues no hace ni dos días que se lo dije, pero es que se lo planteé también el 22 de mayo: que entre los sueños húmedos de la gran patronal está el despido libre y gratuito. El despido porque sí, porque se me pone en la entrepierna, señor Antúnez. A la calle, puerta y no se me ponga a llorar, que no toca.
Algunas cosas huelen tan a distancia, y tan a rancio, y tan a prepotente, que a poco que les veas gesticular sabrás que antes o después te lo van a soltar en plena jeta, como hizo ayer la patronal de patronales, la CEOE. Que sí. Que les mola la idea del despido libre y gratuito, durante el primer año de un contrato. Y en estas cosas es necesario hacer pedagogía porque la propaganda ya la conocemos. La propaganda dice que despedir es caro y eso genera miedo a crear empleo, y por eso el paro no baja. Y no, señores míos, tahúres míos, no es así.
El despido en España de facto ya es libre. A saber hay tres despidos. Despido uno, el disciplinario, cuando el currito no cumple; bien, este despido es gratuito, como no podía ser de otra forma. Despido dos, por causas objetivas, hasta hace poco porque había pérdidas y ahora también vale prever que se ganará menos; bien, este despido gracias al FOGASA es prácticamente gratuito. Despido tres, el improcedente, el que no está justificado, el arbitrario, el de “tú, tú y tú” porque me caéis mal u oléis mal; y ese despido es del que se pide la gratuidad. Lo demás es propaganda, cuando no mala baba.