La inflación continuará reduciéndose de forma gradual en los próximos trimestres en América Latina como en la primera mitad de 2024, hasta situarse dentro de los rangos objetivo de los bancos centrales de la región, lo que llevará a un progresivo recorte de los tipos de interés, que, con todo, podría verse limitado en algunos países.
Esta es una de las principales conclusiones del Informe de Economía Latinoamericana, divulgado este lunes bajo el título ‘Principales condicionantes del proceso de reducción de la inflación’, en el que se recoge, al igual que en pronósticos anteriores, que el proceso de reducción de la inflación seguirá siendo gradual, dada la persistencia observada en el componente de servicios.
De esta forma, la inflación se situaría dentro del intervalo objetivo este año en Perú y en 2025 en México y Colombia, tras haberlo alcanzado en Brasil y Chile en diciembre de 2023. No obstante, las expectativas de inflación a medio plazo se establecerían algo por encima del objetivo puntual de inflación (centro del intervalo), con la excepción de Chile.
La persistencia de la inflación de los servicios experimentó un notable incremento en el reciente episodio inflacionista y aún se mantiene claramente por encima de su nivel previo a la pandemia.
Este incremento es especialmente notable en los casos de México y Colombia. En Colombia, de acuerdo con su banco central, el aumento de la persistencia puede deberse al mayor tamaño o mayor número de perturbaciones que han afectado a la inflación (persistencia heredada) o al mayor grado de sensibilidad de la inflación a estos choques (persistencia intrínseca).
Según un modelo econométrico que ajusta la evolución histórica de los precios relativos de los bienes y los servicios, el crecimiento proyectado de los precios de los servicios para los próximos trimestres se situaría en la región en el entorno del 4% o 5%, frente al 2% en promedio de los bienes. De confirmarse estas dinámicas, la inflación de los servicios seguiría siendo elevada a corto plazo en América Latina, especialmente en países como México.
Por su parte, las economías latinoamericanas crecerían en 2024 a tasas cercanas a las potenciales. Esto supone una desaceleración respecto a 2023 en Brasil y México y una aceleración en Chile y Colombia, que habían registrado crecimientos bajos en 2023, tras una situación de sobrecalentamiento, y en Perú, afectado por shocks negativos de oferta.
El crecimiento se está viendo favorecido por la resiliencia del mercado de trabajo, por el proceso de bajadas de tipos de interés, por el aumento del precio de las materias primas para algunos países productores y por la reducción de la incertidumbre sobre las políticas económicas en algunos países.
No obstante, se dan ciertos riesgos externos a la baja sobre el crecimiento económico de la región como que la política monetaria de Estados Unidos sea más restrictiva de lo esperado por los mercados financieros y que la economía china se desacelere más de lo previsto, debido, por ejemplo, a una agudización de las dificultades de su sector mobiliario.
RECORTE DE LOS TIPOS
En este contexto, el proceso de relajación monetaria se encuentra en línea con lo que venían anticipando los mercados financieros y está siendo coherente con la situación cíclica de las economías y con la dinámica de reducción de la inflación.
No obstante, la bajada de tipos está siendo heterogénea por países en cuanto a magnitud, ritmo y duración, debido a las diferencias en la situación cíclica, en los niveles de inflación y en el tono de la política fiscal.
De cara a los próximos trimestres, los mercados financieros esperan que se realicen más recortes de tipos en la región, aunque anticipan que, para varios países, el recorrido a la baja sería relativamente limitado.
De acuerdo con los mercados de futuros, se esperan ya pocas bajadas de tipos adicionales en Brasil, Chile y Perú, los países que antes iniciaron el proceso de relajación monetaria. Las bajadas tendrían mayor recorrido en Colombia y México, si bien en este último país serían de magnitud reducida.
La magnitud y la duración de las bajadas van a depender fundamentalmente del comportamiento de la inflación. A su vez, este vendrá condicionado por la evolución de la actividad económica, los precios de las partidas más volátiles de la cesta de consumo, la persistencia de la inflación, la evolución de los precios relativos, las expectativas de inflación y la evolución de la política monetaria en Estados Unidos