Habrá quien piense que el caso de las tarjetas ‘black’ pone contra las cuerdas a los partidos, sindicatos y patronales que habían nombrado consejeros para la entidad antaño dirigida por Miguel Blesa y Rodrigo Rato. Para mí que en esos partidos, sindicatos y patronales se retuercen de la risa floja.
Piénsenlo. Si ustedes sufrieran un descrédito tan grande como el que estas organizaciones se han ido ganando a pulso, un escándalo de este tipo les daría para simular una limpieza en nombre del buen gobierno de las cosas, la transparencia y el restablecimiento de la justicia. Y mirarían con cara de afectación a un respetable que se enciende casi con cualquier cosa, mientras entre ustedes se harían manitas por debajo de las cámaras para que el pasteleo les siguiera funcionando igual de bien. Decir “lo siento” no es en absoluto incompatible con seguir haciendo todo tipo de pillajes.
Por otro lado, si ustedes quisieran dedicarse a las grandes cuentas de verdad, a esas en las que el dinero no se cuenta, sino que se pesa, lo mejor que podrían hacer es tener entretenido al populacho. 15 millones de euros fuera del control de Hacienda pueden parecer mucho, pero son poco menos que un chiste comparado con los 22.500 millones que se llevó el rescate de una sola entidad financiera. Y además deja al organismo preparado para cualquier potencial despiece entre los verdaderos tiburones, que tienen mucho más dinero del que puedan gastarse con una miserable tarjetita.