El ladrillo vuelve a ser atractivo para los inversores extranjeros

La apuesta por la construcción se incrementó en 2015 un 167% hasta superar los 4.700 millones de euros

Ni tanto ni tan calvo, y entre medias el término medio. Ese es el punto en el que se encontraría la inversión extranjera en el sector de la construcción que entre 2014  y 2015 se habría incrementado en un 167,01 por ciento, pasando de 1.762 a 4.706 millones de euros, recuperando además la primera posición entre los seis sectores que se repartieron la mayor parte de las apuestas internacionales. Por su parte y pese al retroceso interanual del 0,55 por ciento, las actividades inmobiliarias ocuparon la tercera posición en cuanto a la apetencia de los inversores, alcanzando los 2.992 millones de euros.

En este incremento tendría mucho que ver algunas de las políticas puestas en marcha por el Gobierno del Partido Popular, como la concesión de visados por compra de inmuebles por importe superior a 500.000 euros, popularmente conocida como ‘Golden Visa’, que durante los dos años que lleva en vigor habría conseguido captar un total de 1.048 millones de euros, de los que casi el 87 por ciento (910 millones) habrían ido directamente a la adquisición de inmuebles.

Lejos de una posible marcha atrás en el  cambio del modelo productivo que, aunque a cuenta gotas, se viene produciendo en España durante los últimos años, la recuperación de «volúmenes de actividad normal es una buena noticia que significa que hay confianza en la economía española», explicaba el secretario de Estado de Comercio, Jaime García – Legaz, durante la rueda de prensa de presentación del informe.

Prueba de ello es el crecimiento del 2,1 por ciento de las exportaciones españolas durante el mes de enro -al que hacía referencia García – Legaz-, y del 4,3 por ciento el pasado 2015.

Neto en positivo

Otro de los datos «francamente positivos» que se extraen del Registro es el relativo al incremento de las inversiones extranjeras productivas -aquellas que generan empleo e inciden en el crecimiento económico del país- que alcanzaron en términos brutos los 21.724 millones de euros (11 por ciento más). De ésta el más del 65 por ciento se destinaron a ampliaciones de capital y nuevas constituciones -en terminología técnica nueva producción o Greenfield-, el resto (34,6) se correspondió con adquisiciones de sociedades ya existentes.

En términos netos y pese a la huida de 5.541 millones de euros por importe (21 por ciento que en 2014) la inversión productiva creció un 7,9 por ciento, cerrando con un negro de 16.184 millones de euros.

Atendiendo al desglose por tipo de sociedades cabe destacar la ganancia de prestigio de las empresas españolas cotizadas ante el elenco de inversores internacionales, en el que las apuestas netas aumentaron en cerca de 2.700 (+509,1 por ciento) hasta los 3.228 millones de euros. En la parte contraria las no cotizadas retrocedieron 1.514 millones de euros (-10,5 por ciento) cerrando con un volumen de 12.956 millones de euros.

Cabe destacar que fueron precisamente las productivas las que compensaron la caída hasta los 971 millones de euros (-13,7 por ciento) de las inversiones en tenencia de valores (ETVE) -aquellas que no generan empleo ni afectan de forma representativa al crecimiento de la economía-. La causa, según ha explicado García – Legaz, se debería a que países como Luxemburgo y Holanda, cuentan con «un régimen fiscal y financiero muy atractivo para todo el mundo».