Las mujeres representan el 48% de la población de la India, unos 672 millones, según el último censo de 2011. La mitad están en riesgo de exclusión y más de 175 millones son analfabetas. El aborto selectivo ha impedido el nacimiento de 10 millones de niñas en los últimos 20 años y cada hora muere una mujer por causas vinculadas a la dote. El 70% son maltratadas por su marido.
La situación de desigualdad, pobreza y falta de oportunidades hace que la India sea uno de los países con mayor índice de suicidios de todo el mundo, con 21 casos por cada 100.000 habitantes. Estas cifras son aún más dramáticas en el caso de las mujeres: el suicidio es la principal causa de muerte entre las mujeres de menos de 50 años, según Global Burden Diseases. Los métodos más utilizados son la ingesta de henna (tinte) y de pesticidas usados en agricultura. En otros casos eligen organofosforado (matarratas), el más letal de los métodos. Para la Fundación Vicente Ferrer revertir esta situación contra las mujeres es una cuestión de derechos humanos. En 2013, el Gobierno indio estimó que 134.799 personas fallecieron por esta causa, lo que representó un crecimiento del 11% respecto al año anterior. Durante el 2014 la Fundación Vicente Ferrer (FVF), atendió 371 casos de intento de suicidio. El 60% de ellos, mujeres. En su mayoría, las presiones por la dote fueron el detonante.
Esta realidad ha sido reconocida en el Código Penal indio que tipifica la muerte por dote. Según esta ley, si una mujer muere dentro de los siete primeros años de matrimonio por causas no imputables a enfermedades, su esposo y/o familia pueden ser acusados de homicidio. Las mujeres indias se encuentren en condiciones de inferioridad en la familia, la comunidad y la sociedad en general: tienen un menor grado de acceso a los recursos y el control sobre los mismos, y un menor peso que los hombres en la toma de decisiones. Dicha situación de desventaja y de vulnerabilidad limita sus posibilidades de recibir educación y encontrar oportunidades de empleo (embarazo adolescente, matrimonio infantil, prácticas de lactancia pobres); la atención exclusiva a las funciones reproductivas de las mujeres; el padecimiento potencial o real de violencia física, sexual y psicológica; así como la pobreza que genera malnutrición, enfermedades e impide que tengan acceso a servicios de salud de calidad.
Una de las acciones significativas para la FVF es concienciar a las mujeres y adolescentes en relación al cuidado de su salud, a través controles médicos periódicos y de la alimentación, pues el hecho de ser mujeres de castas más bajas y estar en situación de pobreza extrema es un importante obstáculo para tener buenos resultados sanitarios, y significa una carga de mayor peso para las mujeres y niñas, debido a la malnutrición, la cual ocasiona muerte materno-infantil, retraso en el crecimiento, debilidad en su sistema inmune, riesgos de enfermedad, pérdida del desarrollo cognitivo y físico. En este sentido, la FVF trabaja para que puedan tomar las riendas de sus vidas, reivindicar sus derechos y apoyarse para resolver sus problemas.
Es por todo ello, por lo que la FVF impulsa “De Mujer a Mujer”, un programa que promueve el desarrollo de las mujeres en todos los ámbitos de la sociedad. El programa persigue dos objetivos principales: sensibilizar a la sociedad sobre la situación de las mujeres indias e implicarla, y lograr el empoderamiento y el desarrollo de las mujeres de las comunidades y castas más desfavorecidas.Vicente Ferrer señalaba: “Es un deber como humanos revelarnos contra la discriminación por razón nacimiento, sexo, raza, religión o cualquier otro concepto”. Para la Fundación es una alegría comprobar que a pesar de su ausencia, cuanto más evidentes son los ataques a estos derechos, se produzcan donde se produzcan, más se moviliza la sociedad. Es imprescindible señalar, que el olvido puede ser la peor de las armas. No podemos permitirnos una sociedad que da la espalda a las mujeres.
Fundación Vicente Ferrer