Mi visión respecto a Grecia en todo este proceso que estamos viviendo es muy crítica desde el principio. Grecia en mi opinión nunca debió entrar en la Unión Europea. En el momento en el que entró lo hizo con unas cuentas cuyo parecido con la realidad era pura coincidencia. Y a lo largo de todo este tiempo las irresponsabilidades que los políticos griegos han venido cometiendo son más que evidentes.
El problema de Grecia no viene de ahora ciertamente. Como digo en Grecia antes gobernaban unos políticos mentirosos y corruptos y actualmente gobiernan unos farsantes. Pero no solo es culpa de los políticos la situación griega. Los pueblos no son inocentes cuando votan a quienes les proponen cosas absolutamente alocadas y el paraíso en la tierra. Grecia – y hay que recordarlo- cuando llega Syriza estaba ya creciendo, reduciendo el paro y con superávit. Seis meses después está en un corralito.
Una vez más hay que decir que las políticas que se practican en un país tienen consecuencias. Es también indignante cuando desde cátedras, púlpitos y tribunas sin fin se dice que los problemas griegos tienen su origen en las “políticas de austeridad”. Ya ha pasado tiempo desde aquel 4 de octubre de 2009 en el que el Partido Socialista Griego ganara las elecciones. Papandreu manifestó que el déficit público griego estaba en el 12,7%. Se llegó a la evidencia de que el déficit no era de 7000 millones sino de 30.000. Grecia había falseado sus cuentas y desde luego no había practicado nada parecido a políticas de austeridad, más bien todo lo contrario. Por ello Grecia no era capaz de pagar sus nóminas ni los intereses de la deuda y el 21 de abril de 2010 empiezan las negociaciones entre el gobierno griego y las instituciones europeas.
En mi opinión la insistencia de algunos de evitar a toda costa la salida de Grecia del euro no obedece a razones económico-financieras. El Grexit no pondría en cuestión al euro. En el último siglo y medio, han quebrado en América varios estados, algunos de la relevancia de California o Illinois. Ninguno de ellos ha abandonado el dólar ni su bancarrota ha hecho peligrar el área monetaria articulada alrededor del billete verde. Además el BCE tiene desde el 22 de enero del 2015 los instrumentos para actuar ante el riego de cualquier contagio debido a la quiebra griega. De hecho el programa de compra de bonos del BCE es mucho mayor, en términos relativos, que los desplegados por la Reserva Federal, el Banco de Inglaterra o el Banco de Japón y tiene capacidad de inyectar liquidez sin límites en los bancos que viesen amenazada su solvencia debido a una suspensión de pagos en Grecia.
Existe también miedo a que un posible abandono del euro por parte de Grecia provocara que ésta se echara en manos de Rusia provocando con ello inestabilidad en el este de Europa que se sumaría a la ya existente en Ucrania. Se dice que trasladaría a los Estados Bálticos y a los países balcánicos miembros de la UE el mensaje de que en una situación extrema no contarían con la ayuda financiera europea. Pero este mensaje es simplemente falso. La gran mayoría de las economías de esa zona no están ni mucho menos en una situación similar a la griega. Además Rusia no tiene recursos para ayudar a la economía helena. Incluso en los términos que ha puesto encima de la mesa La Troika, el rescate de Grecia tiene nulas probabilidades de funcionar.
El mayor problema económico en Grecia es que no existe un Estado moderno que cumpla de manera eficiente sus funciones básicas y que por tanto con ello provoque que el país crezca. En el último Informe del Banco Mundial, «Doing Business in the world» Grecia está en el ranking mundial al lado de Túnez. En lo que se refiere al cumplimiento de los contratos está en el lugar 155, detrás de Malawi. En capacidad para recaudar impuestos está a la par de las Islas Salomón. En su protección de los derechos de propiedad está junto con Marruecos. En el de trámites para crear una empresa Grecia está empatada con Togo.
En definitiva el marco institucional en el que está metida Grecia se puede perfectamente definir como de subdesarrollo o en vías de desarrollo. Cuando se defiende que la viabilidad de la Unión Monetaria depende de la permanencia de Grecia en el euro, en realidad se está diciendo que hay que financiar de nuevo a Grecia con la esperanza de que por fin cumpla lo pactado con sus acreedores. Cosa que visto lo visto parece muy improbable.
Por tanto si seguimos en este ejercicio de seguir confiando en el que nunca cumple las normas la crisis griega no hará otra cosa que fortalecerse y con ello terminará erosionando la institucionalidad europea. Esto sí podría suponer un verdadero riesgo de inestabilidad política, económica y geoestratégica. La UE está a remolque de los acontecimientos. Actúa como las democracias occidentales en el periodo de entre-guerras: una fuga hacia delante para evitar conflictos y tener que enfrentarse a ellos más tarde y en peores condiciones.
Como decía al principio del artículo creo que fue un error dejar entrar a Grecia en la UE y se sigue manteniendo el error cuando se defiende que continúe dentro haga lo que haga.
Alvaro Lodares
Economista