Abatido y moderado. El rostro de Mariano Rajoy recuerda al de aquellos reyes del medievo, sentados cabeza gacha en sus tronos, observando las fisuras insalvables de su imperio. Del triunfalismo a la moderación para dar paso al peor de los presagios: «no habrá mayoría absoluta ni de lejos y veremos si se llega a gobernar», se comenta en los corrillos.
La hegemonía popular ha dado paso al populismo por lo que todos saben, no se han hecho las cosas bien, «no ha habido empatía y eso cae mal». Los fallos en la estrategia de comunicación y el vago discurso de los que dicen lo que muchos quieren oir sin atender a razones han vencido a la buena marcha de una economía de país que no ha llegado a todas las casas. Hogares con hijos pródigos por necesidad que continúan sufriendo las visicitudes de una crisis que ha dado lugar a un nuevo modelo de empleo, el de la precariedad, que impide, a muchos, levantar el vuelo y tener una vida propia. O ¿por qué no? impide, incluso, hasta tener vida. Hogares con todos sus miembros en paro que visitan cada día los comedores sociales y rebuscan el la basura juguetes y abrigo. Hogares a los que todavía continúa llegando gente carta de despido en mano.
Hoy he sentido lástima. Mariano me ha recordado a ese pobre hombre que, sabiéndose artífice de esfuerzos y reformas estructurales necesarias que sí han resultado en lo grande, han sido objeto de las más duras críticas en lo pequeño, que no lo ha sabido entender porque, Mariano, en España nos gusta irnos de cañas, pero de verdad, no para tomarnos una y sufriendo porque no nos da para pagar la luz.
«Si,si» has afirmando hablando de cambios antes del verano. Pero, Mariano, ¿de qué sirven? Llegan tarde, como siempre. Como muchas de las medidas que se han ido tomando durante esta legislatura. La segunda oportunidad, la rebaja del IRPF, la vuelta a la normalidad del IVA… Todo llega a destiempo, cuando ya hay poco que hacer.
Querido Mariano, es hora de tomar ejemplo del que hace un año dejaba de ser Rey… Es hora de dar paso a una nueva generación que de aire nuevo. Pero has de empezar por tí, puede que estés pensado en Economía, Educación e Industria, incluso en Hacienda, pero sinceramente y con tu permiso, debes ser valiente y hacer caso a lo que te dicen en tus dos casas, la de Moncloa y la de Elvira. Mariano «déjalo». Hazlo y vete con la cabeza bien alta, salvando los votos de aquellos que te quedan y recuperando los de aquellos que has perdido en el camino.