Hay que ver. Llegarán las europeas y acabaremos votando a los de siempre porque somos así de cenizos, que nunca aprendemos de la mentira ajena. Pero a veces la evidencia de lo que está por venir le sirve a uno episodios que parecen sacados de un guión de Berlanga. Les pongo el caso.
En las páginas de muchos periódicos que se siguen creyendo influyentes leemos que en Izquierda Unida se han puesto muy dignos en su molestia porque PP y PSOE no hayan dado a conocer el programa con el que se presentan a las urnas. En uno de esos diarios, que pasa por ser el líder de la prensa en español, como si eso importara o dejara de importar, se publica una columna titulada “Continúa el austericismo”, y que explica el viaje a ninguna parte del nuevo y españolísimo primer ministro francés, tirando de patria chica; es decir, explicando, les doy mi libre versión, que aquí Zapatero antes, y Rajoy ahora, han mandado el equivalente a un pimiento, y se han limitado a aplicar primero y justificar después lo que los lobos de los mercados europeos les pusieron sobre la mesa, en forma de pistola en la sien.
Claro. Los muchachos de Izquierda Unida estarán contentos como los que más, sabiendo como sabemos ya todos que los dos grandes caminan por los mismos muy previsibles senderos de la cleptocracia de mercado. Y van, y en vez de decirlo a las claras y con lenguaje llano, que para algo se supone que son fuerza obrera, van y se empantanan con lenguaje leguleyo y formal. Mal lo llevan estos, si quieren rascar algo, porque como los otros… viven en su propia nube.