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Financiar reporta mucho valor

Para emprender, además de tener ideas y ganas, hay que contar con el dinero necesario, o al menos el más aproximado, para materializar las ambiciones. Si bien es cierto que a lo largo de los últimos años en nuestro país ha habido múltiples posibilidades de hacer realidad todas “esas ganas” a través de ayudas, verdaderamente cada vez son más quienes saben que no basta con esta fórmula y que hay que sumar otros medios para colarse o colocarse bien en el mapa del ecosistema emprendedor.

Si a esto le añadimos que necesitamos modelos de negocio cada vez más productivos, innovadores y competitivos, la financiación ni puede ni debe consolidarse solo a base de subvenciones. O lo que es lo mismo: es necesario orientar a las empresas hacia estas nuevas áreas de oportunidad y especialización, impulsando su innovación, digitalización, crecimiento e internacionalización con el mayor músculo financiero.

Si históricamente la financiación pública ha venido siendo relevante para la empresa privada, en las últimas décadas, los instrumentos de financiación puestos a disposición de las empresas han ido ganado en diversidad y complejidad, adaptándose a las diferentes demandas, desde la cobertura de necesidad puntual o estructural de liquidez a la financiación de diferentes tipos de inversiones consideradas como bienes públicos. Esto lo sabemos muy bien en ENISA.

Esta casa, que lleva en pie desde hace cuarenta años, se ha consolidado especialmente en estos tres últimos años, como entidad líder en la concesión de préstamos participativos tanto por número de operaciones como por volumen de inversión, con una cartera histórica de más de 8.100 préstamos desembolsados, superando los 1.200 millones de euros invertidos y cerca de 6.900 empresas financiadas.

Nuestro impulso financiero se materializa en préstamos participativos, de entre 25.000 y 1,5 millones de euros, que se ajustan de manera especialmente adecuada a las necesidades de la pyme y no exigen más aval ni garantía que un sólido proyecto empresarial y la solvencia profesional de su equipo gestor.

Así hemos demostrado nuestra utilidad tanto para la financiación de las empresas de referencia vinculadas a los nuevos negocios y mercados (MásMóvil, Jobandtalent, Filmin, Silbon, Habitissimo, Komvida Kombucha, Izertis, Cooltra, Agrenvec, PLD Aerospace, Cabify, Wallapop, Ecoalf o Idoven…) como para el desarrollo del propio capital privado, en el que las Administraciones Públicas jugamos un factor determinante en nuestro país para acelerar la transformación del modelo productivo.

Además, cabe destacar nuestro papel más allá de la financiación: el respaldo institucional que supone nuestro dinero, por proceder del ámbito público y asociado al carácter experto de su análisis, que genera confianza dentro de la comunidad empresarial, inversores y entidades financieras.

Así las cosas, combinando los diferentes modelos económicos y empresariales tanto desde lo público como desde lo privado, y donde el modelo de las franquicias es, sin duda también, un actor relevante, tenemos que sumar entre todos esfuerzos para seguir creciendo.

Y es que España, hasta el 2026 en el corto plazo, y mucho más adelante, se enfrenta a un doble reto: acelerar la digitalización de las empresas, con especial atención a pymes y start-ups, y crear las condiciones favorables para el surgimiento y maduración de empresas emergentes de base tecnológica que generen cambios profundos en la estructura de nuestros sectores estratégicos y se adapten también a los nuevos retos de sostenibilidad (la industria en general, agroalimentario, salud, movilidad, turismo y comercio).

Desde ENISA, conscientes de que no podemos perder este tren –ya estamos subidos en él–, demostramos el compromiso del Gobierno y del sector público con esta transformación que debe convertirse en una gran oportunidad de avance para nuestro país.

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