Al parecer importa, e importa bastante, que las reclamaciones contra Hacienda crecen año a año. Será la crisis, pero que tengamos los bemoles como para ir a tribunales por unos impuestos “de todos”, quiere decir una única cosa: que Hacienda nos estafa, o al menos nos lo parece.
Puestos a empezar la semana de buen rollito, después de unos días de parón, me van a permitir que les dé unos consejos a los chavales del equipo de Montoro, para que no se me desanimen con la cantidad de resoluciones que se les vienen encima.
Consejo número uno, dejen que se les caigan los anillos, y hagan unas autoliquidaciones que puedan entender hasta quienes no tienen ni sacado el graduado escolar; que me siguen empleando ustedes un lenguaje engolado y pasado de rosca que ríete tu de Góngora.
Consejo número dos, desobodezcan de vez en cuando a su mandato. Que hay que perseguir al que defrauda, de acuerdo; pero que paguen siempre el pato los mismos, los más pequeños, no hay cuerpo que lo soporte. El populacho está quemado con ustedes porque ustedes lo fomentan.
Y tercer y último consejo, díganle a sus jefes, a Montoro y sus acólitos, que ‘menos samba y mais travalhar’. Que si nosotros pagamos lo nuestro a escote para que los jerifaltes se lo lleven crudo, lo normal es que regañemos hasta el último céntimo. Que tontos, vale; pero apaleados, no.