Lo mismo hoy es el último día que les escribo, porque tengo pensado que Antonio me cobre 21 euros en el bar por un café. Pero como juego poco, el asunto está difícil. Lo que sí les puedo garantizar es que a medida que más leo, más de lotería me parecen las cosas de la actualidad oficial.
Una conocida empresa de trabajo temporal ha presentado un informe sobre cómo estará el mercado laboral en el año 2023. Que si no hay Estado Islámico o Tea Party que lo remedien, llegar a él llegaremos, eso es inexorable. No he leído el informe, que no está el tiempo para gastarlo en gaitas, pero en el resumen que me he agenciado hablan mucho del pasado y poco del futuro. Se habla de contención salarial, de saldos migratorios, de cualificación industrial, y no veo nada sobre digitalización, movilidad o retribuciones no salariales. O sea, las recetas de siempre.
Ya saben que soy muy cauteloso con quienes hacen estos estudios. A ellos les pagan por dirigirlos y a quien esto firma no le salen las cuentas poniéndolos en solfa. Pero me parece que dibujar el escenario del futuro sin tener en cuenta que el mundo ha cambiado es como seguir pensando que el bipartidismo es la opción más lógica. Es decir, un dislate de mayúsculas proporciones. Al margen de que si las cosas van a ser realmente así, es decir, hacer lo de siempre, pero más y por menos, entonces sí puede pasar algo que nos impida llegar a 2023. Todo tiene un límite. Incluso en España.