Romero retaba al ministro de Interior, Jorge Fernandez Díaz a centrar sus esfuerzos para defender la dignidad de las mujeres en fomentar la conciliación familiar y laboral y que no se preocupe por regular el uso del burka en espacios públicos, «porque es un asunto que sólo afecta a quienes deciden ponérselo». Así respondía a la propuesta del titular de Interior que aboga por regular el uso del burka en espacios públicos para defender la dignidad de las mujeres y por motivos de seguridad.
Romero recordó además que si una mujer es obligada a ponerse esta prenda contra su voluntad «existen cauces legales para que puedan defenderse y denunciar que se está vulnerando su libertad y sus derechos como persona». Quizá no haya pensado Romero que ya están vulnerando sus derechos desde el mismo momento que, solamente por ser mujeres, están obligadas a llevar el rostro tapado.