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La agenda oculta de la EPA

Hay que ser bastante cencerro para utilizar los datos de la Encuesta de Población Activa como lo hace la clase política española. El Gobierno, para sacar pecho por la evolución del último año. La oposición, para cargar contra unas medidas económicas que generan 30.000 parados nuevos. Todo puro cliché.

Esas lecturas forman parte del paisanaje político español. Realmente nos sentiríamos perdidos si una mañana como esta, en lugar de levantarnos escuchando el típico diálogo de sordos de la coalición ciega PP-PSOE, pudiéramos oír a algunos de nuestros lumbreras de la cosa pública evaluando los verdaderos datos remarcables. Por ejemplo, que el desempleo va a más entre el sector de población entre 20 y 35 años, lo cual quiere decir que estamos poniendo una tirita a la sangría de los parados de edad elevada, pero estamos extendiendo el cáncer de la emigración masiva de nuestros jóvenes.

Emigración, por cierto, que bien tiene que ver con el aparente medio millón de puestos de trabajo más en el último año. O más que emigración, retorno de los que llegaron aquí pensando que esto era jauja, y que se han encontrado que en la tierra del Quijote somos tan puñeteros, sino más, que en sus países de origen. En todo caso, no veo a ningún responsable público explicando lo que las mentes más lúcidas llevan diciendo desde 2007: que no hay empleo, y que nunca más lo va a haber; que toca inventarse otra forma de hacer economía, pero que la rueda contrato-salario-despido-paro no se puede volver a inventar.

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