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La ‘flexiseguridad’ de un mercado de trabajo que moja pero no cala

Los datos del paro y de afiliación a la Seguridad Social demuestran que nuestro mercado laboral despliega de nuevo sus alas. Un más de 160.000 nuevas afiliaciones que elevan el número de ocupados hasta los 16,83 millones, y al que se suma otro más, el de los 60.214 afortunados que encontraron trabajo, y que colocan a nuestra España con  ‘tan sólo’ 4.451.939 parados.

Cuatro millones casi y medio de personas que pasan aún muchos lunes al sol, y cuyo tiempo se consume tachando en las paredes de la prisión del desempleo los meses que le restan para disfrutar de los emolumentos de un paro que, si bien ha sido rentabilizado por la picaresca de algunos pocos, es para otros lo que les permite recoger las migajas del pan nuestro de cada día. Prestaciones que cada vez son menos, 645.708 concretamente o, si lo prefieren un negativo del 12,04 por ciento, que suena más y peor. Y eso contando las 8.547 almas que, por larga duración o por encontrarse a las puertas de la senectud laboral, penan por los poco más de 420 € que les corresponde por el Programa de Activación para el Empleo.

No crean los lectores que pongo en duda la valía de la «flexiseguridad» de la Reforma Laboral de la ministra Bañez, pero la cuestión no está resuelta en absoluto, y ellos, lo saben. Y ellos, atendiendo a los nuevos alardes de la estrategia de comunicación del Gobierno, así nos lo hacen saber: «aún queda mucho camino por recorrer», se lamentaba Fátima Bañez esta mañana. Tanto es así que el camino pasa por el diálogo con patronal y sindicatos. Un diálogo que la formación ha separado y, por el momento, no tiene visos de unirse como antaño. Como la unión de aquel mes de julio en el que en la misma mesa se sentaban Mariano Rajoy, la ministra de Empleo, Juan Rosell, Férnadez Toxo y Cándido Méndez, para firmar un compromiso, el de consolidar las políticas activas para la creación de empleo e impulsar la economía social. Una vuelta al diálogo al que apelaba la ministra con un rotundo, firme y vigoroso «a ellos les corresponde el diseño de la formación» para animarles después a llegar a «un pacto de acuerdo de negociación colectiva» que compense la creación de empleo y en el que el Gobierno «será respetuoso y siempre defenderá un empleo antes que cero». A buen entendedor…

Entendido el mensaje, los aludidos han ejercido su derecho de réplica, «precariedad», por parte de los sindicatos, y «medidas de flexibilidad», por parte de los empresarios, «que garanticen avances en la capacidad de adaptación de las empresas a los ciclos económicos y posibiliten la creación de empleo», entre ellas mayor reducción de las cotizaciones empresariales.

Diálogos aparte y comunicación aparte, queda también por ver si «la reforma silenciosa» y el nuevo modelo «flexiseguro», se consolidan una vez pasen los largos periodos de prueba de un año que permiten despedir sin indemnizar; una vez pasen los 18 meses de tarifa plana de autónomos; una vez finalicen los periodos de bonificación de las cuotas por contratación indifinida… Esperemos que dentro de unos meses no tengamos que volver a empezar el cuento del empleo con la frase: «érase una vez la historia de la flexiseguridad del mercado laboral que mojó pero no caló.»

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