La operadora del tren con tóxicos descarrilado en Ohio recibe orden de analizar la contaminación del agua

La Agencia de Protección Medioambiental de Estados Unidos (EPA, por sus siglas en inglés) ha ordenado a Norfolk Southern, la operadora del tren con sustancias tóxicas descarrilado el mes pasado en el estado de Ohio, que analice el agua del río cercano al siniestro para garantizar, como han apuntado las pruebas preliminares, la ausencia de dioxinas contaminantes y descartar así efectos a medio o largo plazo en la población.

La EPA ha indicado que todos los datos recabados hasta ahora apuntan a que el riesgo de intoxicación es «bajo», pero ha dado orden a la operadora «por sobreprecaución», dada la alarma entre la población causada por el descarrilamiento del 3 de febrero, según un comunicado recogido por el portal de noticias Axios.

Ese día, al menos 38 vagones de un tren de carga de Norfolk Southern se salieron de la vía por un fallo en los rodamientos. De esos vagones, al menos once contenían acrilato de butilo y, sobre todo, gas de cloruro de vinilo, empleado para la fabricación de plásticos y potencialmente cancerígeno.

El lunes 6 de febrero, Norfolk Southern tomó la decisión de efectuar una «expulsión controlada» del gas y del resto de los productos químicos que contenían los otros nueve vagones. Decenas de peces de un río cercano aparecieron muertos a las pocas horas.

Expertos como el exjefe de Bomberos de Ohio Silverio Caggiano, han avisado de que la liberación del gas ha abierto una posible crisis medioambiental y sanitaria cuyos efectos podrían permanecer latentes entre 15 y 20 años, según comentarios recogidos por WFMJ, filial local de la cadena NBC.

Además, un centro médico privado del estado de Ohio ha informado esta semana de que multitud de sus pacientes comparten síntomas similares entre los que se incluyen sensación de quemazón al respirar, erupciones cutáneas o debilidad general.

Mientras prosiguen las investigaciones sobre el impacto humano del siniestro, las autoridades medioambientales mantienen que el daño medioambiental está contenido, pero si los análisis de Norfolk Southern acaban encontrando estas sustancias, «la EPA compartirá la información con el público, determinará si el nivel de contaminantes encontrado presenta algún riesgo inaceptable para los seres humanos, el medio ambiente y dirigirá la limpieza inmediata del área según sea necesario», añade la nota.