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La promoción del turismo de sanidad o de cómo el ébola ‘mató’ la vacuna de la Marca España

España y su marca están, de nuevo, en el patíbulo. Todo por el efecto rebote de una de las vacunas desarrolladas bajo el ‘enrevesado’ plan de promoción exterior de nuestro Gobierno. Y digo esto porque las maldades del veneno periodístico han llevado a la que suscribe a remontarse más allá de los hechos y buscar las causas de por qué, en los últimos días del mes de Julio, se inocularon los rumores, hoy certezas y contagio, de la repatriación del misionero Miguel Pajares. “¿Y si la crisis del ébola se había convertido en oportunidad para que nuestro Gobierno mostrase al mundo la excelencia de la sanidad española y reforzar así las bondades de la Marca España más allá del turismo y las viandas?”.

La locura o el sinsentido me llevó a realizar conjeturas de base y fundamento: el traslado de “Miguelín, el misionero”, como le llamaban en Liberia, bien podría haber sido otra intriga para dar un espaldarazo a al turismo sanitario y decorar la solapa de nuestro Ejecutivo con una nueva medalla. Teoría que adquiere aún más consistencia a la vista de la medida 33 del Plan Estratégico de Internacionalización 2014 – 2015. Una medida que reza textualmente “Impulso de la promoción exterior del turismo de salud”, lo que traducido al roman paladino quiere decir que la excelencia de la sanidad española se daría a conocer en ferias y congresos internacionales. Pero cómo en todo buen balance financiero los gastos se han de compensar con ingresos, que vendrían por ende, y cito textualmente, de “la identificación de interlocutores extranjeros del sector asegurador que colaboraran en la organización de presentaciones de España como destino de salud” . Por contra de lo que pueda parecer, la ilusión de ferias, eventos y acuerdos estratégicos con compañías aseguradoras aún sigue viva en las entrañas de un Gobierno que hoy enmascaraba, una vez más, sus negligencias bajo “el error humano” de una enfermera que aprendió, en apenas 20 minutos, a despojarse de un traje del que afirman los expertos que “se tarda 40 en quitar”.

Aún así y a pesar del empeño, la sombra del ciprés es alargada y, la improvisación o «gafe» de Mariano, del que se ya habla en voz alta en los mentideros oficiales, ‘mató’ el espejismo de ser garantes ya no sólo de la incipiente recuperación económica, sino también de la salud de los europeos. Sea como fuere, el exceso de celo o la testaruda imprudencia han vuelto a masacrar la imagen exterior de nuestro país que luce de negro en las portadas de medios de comunicación internacionales.

Beatriz Triper, periodista

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