La TDT, reflejo de su país

Supongo que están perfectamente al tanto de que mañana 6 de mayo nueve canales de la TDT se van a negro, como se dice en el argot televisivo. Por mí como si son 90 o 900 canales los que echan el cierre, pero si me interesa el procedimiento, el protocolo que lleva a esta situación de club de la comedia.

Digo “Club de la Comedia” porque en este caso a lo que asistimos es a un monólogo de los tres poderes clásicos del Estado, aunque sea un monólogo de los malos malos. De los de tirar tomates, para entendernos. El cierre de los nueve canales es un reflejo de cómo está el país, pero no por la crisis, sino por la inacción y la idiocia. Vale que Zapatero otorgó los canales sin concurso, como exigía la ley. Vale que eso dejó fuera de combate a múltiples aspirantes, como la propia corporación que ha logrado tumbar nueve canales. Y hasta ahí vale, porque lo que viene a continuación es escandaloso.

En primer lugar, no me cabe en el sentido común la idea de cerrar nueve canales que llevan cuatro años emitiendo; seguro que había soluciones menos drásticas, pero claro, requieren echarle materia gris y salir de la zona de confort derivada de ser un poder del Estado. En segundo lugar, me parece un cachondeo padre que se vaya a exigir al españolito de a pie que sufrague a pachas el movimiento de la TDT hoy conocida a un nuevo espacio radioeléctrico que exige algo llamado Dividendo Digital. Y así, entre entre sentencias que nada solucionan, e impuestos a mansalva, va este país de lumbreras con cargo.

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